jueves, 19 de noviembre de 2009

Probando suerte


Ayer salí todo el día, parece que Acúfenos regresa XD, hay que cuadrar recién todo. Hoy escribí esto por la mañana. Hace dos días bajé a las tragaperras a la una de la mañana, tengo que aprender a controlar mis impulsos. Hace un año que no bajaba, pero esta prosodia esta dedicada a mis noches del 2006-2007. Mañana voya ir a una entrevista laboral, parece que lo mejor es seguir a la manada, estoy buscando también transistores, mi amigo Luis me dijo que hoy iríamos a comprarlo, pero espero y nada, mucho ruido y poca nuez.

...




Definitivamente esta no es una noche de Royal Flush
pero vamos a hacer todo lo humanamente posible para doblegar
la mala racha, el presupuesto es el de quien viene forzando su
suerte en pos de la victoria que mientras no se apure por mostrar
mejilla es la obstinación del perdedor que no se resigna a su
condición, mal juego tras mal juego, la vieja tragaperras esta
decidida a terminar con el vaso de monedas de perecible azar;
en las demás máquinas los demás apostadores también fuerzan
su suerte, sucia de cenizas de cigarrillo, que quizás una vez
existió, pero a fuerza de gozarla una y otra vez se ha ido a
alguna parte, nunca descubriremos adónde o qué tan
lejos se fue nuestra suerte si no “ insistimos” en su búsqueda.
Maldita sea, no hay un puto buen juego, la mala suerte reina
en esta pequeña cas(z)a de azar, puede respirarse la tensión
con que se consumen los cigarrillos, uno tras otro, moneda tras moneda.
Tira de la palanca de la ruleta y comprueba que como todos eres
un tonto que preferiblemente debería estar durmiendo como
las demás personas responsables.
Naturalmente todos creemos tener suerte, es cuestión de idealismo
subjetivo, mientras no se pruebe lo contrario con reiteraciones
concretas somos afortunados, ah pero bastaría apenas avistar
una vena de buena suerte para morderla con presteza y doblar
lo más rápido que se pueda antes que la consecuencia nos apabulle,
entonces darle, darle hasta hacer sonar la maldita sirena
con el júbilo de quien ha logrado tocar el cielo y por fin ordeñar
la suerte, deslumbrante y nueva, que estuvo oculta tras los
tintes más opacos de la obstinación, inseguridad y catástrofe.
Pero no, en teoría es simple crear la estrategia, decir perseverancia,
fortaleza, puntualidad y demás de estos conceptos que en teoría
son puestos a la ligera, mas la práctica esta llena de estos ases
como generales ceñudos que estropean radicalmente las pocas
posibilidades que se nos aparecen, malditos sobre todo cuando
sabemos que entre las cartas a disposición no encontraremos un
número más alto. Las monedas se descuentan con la facilidad que
se respira el aire, la diferencia entre el aire y las monedas es que
el primero es, hasta ahora, gratuito. Ya se están acabando trágicamente
las monedas, pero en un giro inesperado hallamos una jugada
apenas interesante y que prolonga por unos minutos más nuestra
permanente búsqueda de un premio adecuado para nuestro
empeño e intención, supongo que si existe en realidad la buena
suerte es para quien la busca y la reclama como legítima de su vida.
Vamos, vamos, no me falles, es importante salir más feliz de lo que
entraste, familiarizarse a la suerte como lo hice en épocas pasadas,
cuantas veces lo he logrado! entonces todos los intentos fallidos
desaparecen, solamente existe la gratitud olímpica que pocas personas
han de conocer en su vida por hallarse encerrados en el distrito del miedo
que desde adentro parece ser un continente desolado y perpetuamente
deslindado de cualquier otro estado de ánimo. Rayos, ya estoy empezando
a dudar de mi suerte, con estas formaciones aleatorias que advienen en
su esterilidad: par de jotas, una escalera de tréboles, nada suficientemente
jugoso, no, no!...
Mi última moneda en juego con toda la expectativa a bordo cae por el
drenaje naturalmente.
El regreso siempre es pesado, las calles vacías que llevan hacia mi casa,
un viaje maquinal para mis pies, hay que borrarse la idea errónea que
la vida es terrible cunado nos va mal, no existe ninguna especie de
compensación escolástica ni los demás cuentos o desenlaces con que
terminan las películas,pero uno construye las condiciones y asumen riesgos
muchas veces sin tener posibilidad ni figurarse el final: esta caminata agria en
que se reflexiona si ésta experiencia reiterativa nos enseñó algo valioso
que no pueda deducirse
con un simple razonamiento y si es que por fin terminará con esta locura
de probar suerte cuando sería preferible mantenerse al margen.
Una noche hace dos años gané dos premios, supongo que aquel día mi
clarividencia ligera estaba en un cien por ciento porque usé dos máquinas
y doblaba con la virtud de un demonio cuanto me venía en gana, fue
uno de los mejores días de mi vida. Pero además de este tipo de suerte claramente intencional existe otro tipo, la del azar casual de por ejemplo encontrar
un libro que no esperabas a un precio insignificante, o encontrar a una persona
que por mucho tiempo estuvo de viaje; ese tipo de situaciones
imprevistas que uno no anda buscando, como cuando ves bajo la lluvia
a una chica parecida a una alegre mañana e verano y te la quedas mirando,
pensando que ella misma es un sol para las estaciones ásperas.
Ha sucedido varias veces, parece también depender de la disposición…
Después de todo tengo suerte!