martes, 25 de septiembre de 2012

Bodegón



El ruido velado del sol
suena como un vórtice de sangre
la velocidad de una manzana
que se desborda sobre el mantel,
el sonido de la leche
y la mermelada
junto al pan trigueño,
el decoloramiento de las cucharas
el corazón de una rosa 
deshuesada con una navaja
el café caliente donde
se ha ahogado una carta.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Deseo



La elasticidad de tus contorneos de mujer sexy
me hacen soñar con navegar en tus pantimedias,
escribir un poema sobre tu fino encanto
caminar de nube en nube a través de tus sueños
y llegar antes de que despiertes
para verte dormida, contemplar la magia
que encierras en tus pupilas cerradas.
Navegar en un océano de champan
para besar tus tobillos, tus tacones rojos.
Ser como el susurro en tus labios pintados,
apropiarme de la humedad y el calor
de tus besos glamorosos.
No me quiero perder ni un segundo
de tu vida, quiero conocerte mas que nadie.
Ser yo quien endulce tus mañanas
en mis incursiones furtivas a tu cuarto.
Ser como el rumor de la sal en la espuma,
hacerte un hechizo de amor duradero.









Tiempo


Arena enrelojada
cayendo sin aliento
al ritmo del tiempo
como en una ecuación
sabida por las flores
que se embriagan
con el sol
del mediodia
moribundas
de vida ardiente
hormigueando 
en la sangre 
de los gorriones
en el ozono fresco
bajo sus músculos.
Una luz oscura
empaña las nubes,
ha brotado
desde las
cloacas del cielo
es la salvedad
de lo absurdo
de la materia rígida
de los bustos de las nubes
de las caderas de las olas
es un espiral 
colándose por la apariencia
que arrastra los 
objetos, como 
un gran diluvio
con garras y dientes,
que ruge y devora
el aliento rojo
de una música existencial 
y vuelve acrobáticos
a los átomos
en una descarga enérgica
de ritmo fluido,
que transcurre
y jamas retrocede
y consume la vida.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Naturalezas


El bosque es un regazo de flores y mariposas, 
lleva un atuendo de musgo, 
bajo las copas de los árboles 
se oye el ruido de la miel, 
el murmullo de la leche materna. 
El bosque es una partitura 
bañada en rocío donde se han 
posado gorriones y ruiseñores, 
llena de semitonos que se 
tejen como racimos de un oleaje. 
mi corazón es una orquesta 
de sonidos del bosque 
que el amanecer a bebido 
junto a la azul hierba 
y la claridad fresca. 
Animales llenos de esperma 
y de preñez caminan 
pisando los caldos de germenes 
y bacterias donde 
su orina en celo deja 
su rastro de almizcle fuerte. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Delirio

La promiscuidad de las mariposas trajo a tu mente 
el incendio apoteósico, se quemaba la delgada película 
de la vida consumiendo la gasolina de 
pensamientos superficiales, mientras agitabas los 
brazos boquiabierto, sin poder despertar de la pesadilla. 
Eres una máquina de sueños rotos, cuando 
arrojas al drenaje tus ideales para ir más rápido, 
cuando traes las fantasías desabotonadas como 
camisa de saxofonista, para vomitar contra una hoja 
las vísceras extraterrestres de alguna autopsia neurótica 
que exprime las neuronas ebrias de recuerdos. 
Se desbordan los úteros de la creatividad enjuagados 
con salitre, haciendo retumbar las paredes 
hasta dejarte sordo, sin sentido alguno. 
Vacío, como una tabla de picar donde sucedieran 
los jugos gastronómicos, el sabor perverso, 
de las anatomías sangrientas de animales muertos. 
El hijastro de zapatos rojos ha cometido 
un crimen imperceptible, tiene en las manos 
residuos de nicotina y botones de frac

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ugliness

Un caballo sonriente con casco de astronauta
la crin fucsia y fosforescente
los cascos metidos en zapatillas para jugar baloncesto
las ancas dobladas hacia afuera, parado sobre una tabla de surf,
con una camiseta con un smile.
Metido en una tina de baño llena de champaña.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Aceptil

Quise escribir teniendo como punto de partida la fealdad de la que hablaba Dalí.

Dormía en la maletera de un Volkswagen destartalado,
entre la chatarra y los platos con residuos de anchovetas,
envuelta en un velo nupcial con quemaduras de cigarro,
su refugio de aceptil rojo y lejía.
Ojos verdes como las olas de La Herradura
boca calcinada por las vulgaridades.
Siempre mirándose en ese espejo polvoriento, donde
se asfixiaban sus gestos de lujuria y locura.
Bebía cognac barato en un tacón rojo
que le recordaba sus años de reina fatal
por las calles de Wilson y Jirón Cailloma
esas madrugadas en que satisfacía la lujuria
de oficinistas y obreros por igual
sintiendo la húmeda temperatura de la esperma
 y la sangre acelerada.
Un tatuaje en su cintura delataba el nombre
del maldito amor que la vendió
como un revolver sexual entre babas y gemidos.
una noche de Agosto no se fue a dormir temprano
la el viento ya no traía entre la brisa marina
el olor empapado del puerto,
esa noche se ahorcó con sus pantimedias,
para no volver a oír su nombre nuevamente. 

Los muchachos psicoastrales




Los muchachos psicoastrales usaban por cometas
sus pensamientos en volandas
para escribirle mensajes a Dios en las alas de los pájaros
y en sus rostros mal coloreados las expresiones
imitaban signos gramaticales:
“No entiendo el rechazo de la gente…”
co-mentaban, porque no siempre eran cometas,
a veces martillos o pez zanahoria, la
única verdadera importancia radicaba
en volatilizar la materia habitual;
cada uno variable en la ecuación de la existencia.
Ellos cortaron sus manos aprendiendo la polaridad,
una noche muy lejana entre sus tentáculos;
un estridor bronco deformaba el psicoplasma,
silbaba la tetera en la casa del intendente.
Corrimos igual a los escolares en vacaciones,
calle abajo el fuego rebufaba como un sol;
entonces, fue cuando descubrimos que nuestros corazones
eran más pequeños que la santísima esencialidad eterna.
Préstame unas monedas, dije, que en el juicio final
alegaré locura cuando no inicie una contrademanda,
me siento como Icaro escapando de Creta,
hacia el sol, flores translucidas se abren
con sabor a albaricoque tibio.
Y volé tan lejos como pude vuelto éter prístino,
hasta sacudir el telón blanco de escatología,
y un instante toqué la cutícula mesiánica,
para ser arrastrado por la espiral con un gesto oscuro.
Hubo que trazar diametralmente una línea para instigar
a quienes no llegaban tan lejos; la máquina
ilusoria, como una matriz caleidoscópica, habíase
fracturado, no quedaba más opción que continuar
abasteciéndonos tan noblemente como hasta entonces,
seguimos arrojando las redes para pescar fantasías
en montículos, aunque el deleite había menguado
desde aquella noche impronunciable,
por seguridad nos reagrupamos creando asociaciones
mínimas, que terminaron por erigirse en diferencias
terminando por repelerse, lo que sucedió
en el trascurso fue deshonroso para la cofradía.
Ha pasado tanto tiempo desde aquellos días,
la cofradía de muchachos psicoastrales desapareció
algunos borraron sus identidades de los registros públicos,
otros eufemisan toda información tras una amnesia
jamás diagnosticada, incluso hubo los que fue necesario
enloquecer con acosos por la preservación del clan.
Y la otra madrugada, mientras dormía plácidamente
alguien fabricó un sueño, como en nuestras
experimentaciones con la máquina arcana,
¡ah, aquellos tiempos apenas palpables!
de qué otra manera podría contarlos,
quisiera decir que encontré la forma de estar a salvo.