La promiscuidad de las mariposas trajo a tu mente
el incendio apoteósico, se quemaba la delgada película
de la vida consumiendo la gasolina de
pensamientos superficiales, mientras agitabas los
brazos boquiabierto, sin poder despertar de la pesadilla.
Eres una máquina de sueños rotos, cuando
arrojas al drenaje tus ideales para ir más rápido,
cuando traes las fantasías desabotonadas como
camisa de saxofonista, para vomitar contra una hoja
las vísceras extraterrestres de alguna autopsia neurótica
que exprime las neuronas ebrias de recuerdos.
Se desbordan los úteros de la creatividad enjuagados
con salitre, haciendo retumbar las paredes
hasta dejarte sordo, sin sentido alguno.
Vacío, como una tabla de picar donde sucedieran
los jugos gastronómicos, el sabor perverso,
de las anatomías sangrientas de animales muertos.
El hijastro de zapatos rojos ha cometido
un crimen imperceptible, tiene en las manos
residuos de nicotina y botones de frac
jueves, 6 de septiembre de 2012
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