domingo, 29 de junio de 2008

Buscándote, perdido.

Buscándote, perdido, por los nimbostratros al rojear
cabellera galopante sobre las praderas de mi hogar
los caminos me han enseñado una secreta canción,
que no se ha cansado de entonar mi corazón,
y allí, una mañanita abrileña, junto al cajón de leña,
me he puesto por cada ojo un destellante colibrí,
para así beber el néctar claro que hay en tí,
por tus pechos buenos, cántaros llenos,
atrevido y ardiendo, como el célibe reverendo,
luminosamente conmovido, te quitaré el vestido.
Cada verso ha nacido de tu cuerpo, suave locura,
vals que trae la tarde con la brisa en premura.
Mi lengua dentro de tu boca se ha vuelto loca,
me inclino sobre tus piernas para tocarte una coda,
entre tus muslos suaves, quiero explorarte toda,
por cada curvatura donde mis manos toman parte
yo encuentro la luz, tocarte es mi mayor arte,
cuando la canta el gorrión sobre la higuera,
te susurro al oído una endecha cualquiera,
y lamiendo tu lóbulo me excito hasta el infinito,
tus pechos en mis manos se escapan poquito.
Dame tus campos abiertos a la pasión que por tí siento,
que me crece y me crece, a cada momento,
paloma suave, acurrúcate en mi bronceado pecho,
flor de canela, calienta con tu cuerpo desnudo mi lecho,
Cuando la comba sobre el yunque va chispeando,
nuestras pieles amantes se funden, sudando,
en tu piélago me pierdo crispado por dulces escalofríos
tus pies bajo las sábanas acarician tibiamente los míos.
ya no canta de la misma forma el gorrión travieso,
me arremolino contra tu cuerpo y más te beso,
ascedemos juntos a la cúspide de esta pasión potente,
una luz destella en mi alma como sobre el poniente.
Me abrazo a tu cuerpo hasta que te quedas dormida,
deseando tenerte a mi lado por toda la vida.
Cuando te vas, gotitas de lluvia caen sobre las madreselvas,
soy yo quien llora esperando a que mañana vuelvas.









Aforismo primero



El lunes se enjuga el rostro soñoliento, observo a los tipos del bus, embebidos en pensamientos aletargados. algunos aprovechan el tiempo del viaje para dormir, no es corto el trayecto desde las ciudades dormitorio.
Sus pómulos son agudos, sus manos tuberculares, visten casacas oscuras, los viejos usan ternos de corte antiguo como los que ya no se ven. El caprichoso sol destella en el horizonte, como un enorme girasol ígneo, entre que se aclara el cielo y se asienta la lejanía cabe un leve titubeo aleatorio, qué inoportuno es venir abrigado, aunque el sol suele subri el ánimo colectivo. Los mismos pavimentos cada vez más grises, la ciudad empieza a marchar, y todos deben tomar su obligaciones. Las masas transportándose, hacen cosquillas al mapa de Lima Metropolitana. Restaurantes, mercados, bancos, oficina del estado; los semáforos o los mimos del tránsito, los periódicos calientes como pan fresco, humeantes desayunos al paso, las emisoras con rotativas comunicando las últimas noticias a las nueve con treinta y tres y las emisoras de vieja nueva ola. La ciudad debe abastecerse, sostenerse como un organismo viviente, sea de manera formal o informal, para eso cuentan los tentáculos institucionales del Estado.
Camino entre cerca de cinco mil desconocidos; gordos, tullidos, trajeados, malvestidos, viejos, escolares, contrabadistas, vendedores, relieve del mestizaje limeño. Paso delante de farmacias, librerías, tragamonedas, ópticas, locutorios y cabinas de internet, fotocopiadoras, escuelas de manejo, bodegas. El sol arrecia, estas horas solamente pueden traerme a la memoria a mis amigos, nuestras epopeyas urbanas cuando recorríamos la cuidad, el sol noqueante reverberándose sobre los lomos metálicos de los autos por flota continuas.
Con qué intensidad entonces latía el corazón, la sangre en diástole era la sangre generativa de los cuerpos celestes, entonces decía con seguridad que en alguna parte del mundo se gestaba una nueva identidad, soñaba que un huevo inmeso se rompía en el momento en que todas las personas del mundo se sentaban en sazen y rozaban el satori, en ese imperfectible éxtasis sucedía el nuevo peldaño evolutivo del espíritu humano que hasta hoy se ha disgregado buscando vertientes equívocas. Primero pensé en ruidosas manifestaciones, es la primera válvula de escape que busca mi generación para enarbolar proclamas radicales, limitados por un sistema ubicuo, para ser tomado por ruidosos perturbadores de la conciencia humana, sin tomar en cuenta un medio de expresión hace mucho reducido a la satisfacción recreativa de adolescentes manipulados por estereotipos reforzados, amarrados a un lenguaje desvirtuado que ya no toca la sensibilidad entumecida del discurso aprendido, es necesario recuperar la intensidad beatífica terrestre para destruir las apropiaciones dictamidas y legisladas por disqueras, editoriales, alcaldías, televisoras, en fi, cualquier medio de difusión y cualquier herramienta de manipulación.
Hemos pasado más de dos mil años sin conseguir la redención prometida, y tanta intuición invertida hay en su consecución como en la filosofía humana invertida en nuestros sistemas lineales delimitados, nuestras manifestacíones de rebeldía se agotan en vórtices horrísonos hacia el desequilibrio de las facultades mentales,
el hombre ha demostrado animalizarse siempre en los confines, pero no canaliza su rebeldía hacia donde resulta efectiva y constructiva, sino que aquellos genéticamente provistos del gen esquizoide son reclutados por movimientos subteráneos que terminan de restarles la seriedad necesaria.De nada sirve una colectividad torpe, aunque trazar utopías siempre resulta validero ¿dónde estarán ahora mis amigos, que les dedico este merecido homenaje?
cada cual carga con su propia existencia, tarde o temprano se agotan las energías y el movimiento de acercamiento a la sociedad se hace necesario al carecer de argumentos, ahogado histriónicamente enla degeneración de una causa, así se acaba finalmente por salir a buscar un empleo, practicarte un electroencefalograma o una lobotomía,
y mostrar vitalidad bajo paliativos.Si pudiera consagrar mi vida al ascetismo, como cuando niño leía la Biblia
compulsivamente, creyendo que el enorme ojo de Dios se fijaba sobre mis actos, no entendía que Dios no posee la omnisapiencia por observar a sus creaturas, sino por ver dentro de sí, porque de él ha nacido cuanto existe.
Pero mi vida eran libros, cavilaciones, y mucho vacío, nada, ningún lugar adonde ir primero, me sentaba ocioso en vacaciones a leer a las faldas del estío, me dirigía al patio, para sentir el aire, salía a caminar y a pensar, como siempre. pero nada, no entendía el afán, seguro había alguien, pero no en ese momento.
El tránsito de la pubescencia a la primera madurez resulta del todo necesaria, pero aún es necesario ver aún más
de la ventana pétrea. Pero el lunes es un buen día apra empezar.

Ensoñaciones

I

Diluirme bajo las sábanas, suavemente, al vórtice onírico, y caer,
aterrizar rendido, cual hoja seca, en el sueño otoñal.
Al sueño postrero quiero llegar, en esta noche melancólica,
donde el tiempo quede de lado, y aún a pesar de ello,
no extrañemos su influencia entre el incienso dionisiaco .
Sueño de cielo y mar que abarca la lejanía con alas ligeras
que, cual vapor multicolor agasaja los ojos en un viaje confuso;
viaje que precisa mi edad acomplejada sin amoríos
Mi organismo se conmoverá completamente en su realización,
estiraré la mano para tocar tu rostro presente, perfecto,
como nunca, y tú más perfecta que nunca te acunaras en mi pecho
Solamente la ambición es quien nos hace despertar,
en el momento exacto en que nos damos el beso deseado

cuando menos lo esperamos nuestras almas se desvanecen
Y despertamos sin más, solos, con el remanente agrio de haber amado
tristes y decepcionados: Sólo fue un sueño, un sueño.




II
Yo no le temo a la muerte, pues tuve otras ocasiones de morir,
en unos brazos cálidos abandoné la vida sin poderlo evitarlo más,
bañado por las lágrimas enamoradas y el perfume de tardes juveniles;
ya no tuve paciencia para presenciar las partidas de los gusanos, ni,
en la superficie, su eclipse hueco desnudo a la tormentosa rojeza
No obstante, con ocasión de estar pensativo, mi espíritu la busca,

como si caminando una tarde cualquiera, fumando un cigarrillo
he de encontrarla, sumida aún en mi interminable espera.
Pero mi propio cuerpo se vuelve un atroz conflicto durante la luna llena
y me pierdo en la clandestinidad lasciva de los jóvenes propensos
que sortean sus sexos, por bulevares y plazas, los fines de semana.
La he buscado así también, preguntando, apenas, si es ella,
pero el fuego amante no puede envolver mis espectativas interiores,
mi líquida nostalgia no encuentra reposo en ningún otra fontana,
sino que regresa hacia mí, efectivamente, para volver a ser segregada.



Poema para quien te ame


Su luz es la luz que los pájaros reclaman al amanecer,
aquella que invade las ventanas abiertas,
la misma luz que vive en las sonrisas de los niños
a la vez que vuelve ligeros a los soñadores.
Su mar, el mar de los enamorados: sirena, esquife
y sal, ella es todo a la vez; siete colores musicales,
do-re-mi-fa-sol-la-si, de los cuales has de aprender
el verdadero parentesco, en sus besos, claro esta.
Su enigma es el viento, aquel danzarín asiático
sobre las buardillas, los castillos, las hélices
de los molinos. Traen viento sus manos,
y en su nacimiento han de florecer todas las razones,
Psiqué la ha bendito con su virtud divina, como ves.
Por las noches llegará a llevarte a volar,
te mostrará el infinito más infinito aún.
Pero solamente amandola, sólo así, conocerás
cuan amada ha sido, alma poderosa, por Dios,
llenará tu vida mejor de lo que puedes ambicionar
Cuídala, te la confío, hazla felíz como yo lo amé.

A veces me extraña mi descuido, dimelo.


Mar, has notado que los pájaros trinan, trinan cuando deberían bostezar,
azula el cielo, soy una herida aún. Ya la ciudad empieza a despertar,
mi madre pasa con su indiferencia musical, sin notar al muñeco de trapo en el patio.
qué sincera es la melancolía en estas ocasiones, larga, desnuda, sin edad
El ruido blanco del grifo abierto absorbe mi confusión matutina
me miro al espejo, intento divisar la chispa en mis ojos caídos;
mi cabello se parece a mis ideas, ¡hay que peinar estas greñas!
En mi ojeras no encuentro un nombre alguno que me recuerde que alguna vez viví,
una mujer ectoplasmica se sienta en mi cenicero, el primer cigarrillo del día ya.
Una llama fosforesce al final de un pasillo indistinto ondea al compás del gemido
invernal, qué oscuro estoy, mojado de arañas hasta los pies,
mi pena azota con riendas ásperas al potro sombrío en mí.

Mar, hoy hice un test extrasensorial y parecía convincente,
confundía un poco las figuras cerradas en algunas y visualizaba el siguiente
resultado en otras, ahora es noche de nuevo, y estoy bien; todos se van a dormir,
un frío estelar se cuela por mis palabras. ¿puedo entumecerme aquí?