viernes, 2 de julio de 2010

Quisiera (lealtad).

Quisiera conocer esas ansias secretas que guardas, de ser amada con locura
por un amor que te salve de las alas trémulas de la melancolía, y te lleve en
otras alas a volar por el descontrol hasta esa región rojiza donde se derriten
las palabras al borde del delirio, cuando la pasión rompe contra nuestras almas;
tú esclava de mi cuerpo; yo esclavo de tu piel. Nuestras sábanas serán las
flores silvestres, nuestro lecho la verde pradera. Podríamos ser pájaros del
mismo cielo, cuán fácil sería para mí amarte, arte y solamente arte, estas llena
de motivos agradables, de melodías claras como la noche lunecida,
alhajada por diamantes siderales. Ven a mis brazos, los ángeles nos miran
desde arriba y la fragancia del romance piruetea exuberante. Dame
la felicidad de mis mañanas, seme la fortaleza amatoria, y quien endulce
mi aseo diario en sus incursiones ligeras. Entregate a mis deseos más encendidos,
somos los polos contrarios de la misma esencia, la energía dormida de
una conciencia cósmica depositada en ambos dos, sagrada aritmética,
mis dedos entrando en tus dedos, el contacto trascendental que ha de unirnos
en otro espacio, mientras el deseo sobre un caballo de fuego lanza su
última estocada, abriendo una puerta llena de trinos tupidos.
Abro mis párpados y exhalo, siento la necesidad de buscar el cielo. Dímelo,
te gusta el cielo y el mar porque te dan la idea de libertad, pero tienes malos
ratos, como todo el mundo, cuentame, hasme tu cómplice entre tantos desconocidos,
podríamos ser el uno para el otro, ser felices, podríamos, no sé, amarnos.

03:02 a.m. (lealtad)

Estoy deshojando margaritas con un revólver por tí.