martes, 27 de octubre de 2009

Inmolación

El apuro que ronda por las calles hace desaparecer a los transeuntes en un flujo continuo que se extingue al ritmo de sus pasos regados por la calle. La luz que registra su actividad por callejones venéreos y paradas es la misma que calca sus sombras, exageradas por los relumbrones de los autos. Siento sus existencias arder en conjunto, tan potentes como la luz que alumbra la ciudad entera. Cada uno ardiendo, sin importar lo que se esté ejecutando, en cada rincon, en cada cuerpo, ardiendo; quizás existir sea más rápido que pensar, algo automático que te esculpe con una velocidad sorprendente, mientras estas atrapado en el ajetro más maquinal e indudablemente aturdido, gastando nuestras vidas otro día de la mortal eternidad.
Las ideas en sus cabezas describen figuras extrañas enmarañadas en un mismo cuerpo psiquico que dirige sus inquietudes por decir en llegar a casa y encontrar la cena y algún programa nocturno o arreglar los deberes pendientes para el día siguiente, ni más ni menos, recuperar la energía gastada y continuar cruzando el karsati con la mayor dedicación posible. Yo los veo, esperanzados sobre mis pupilas, ejercen en mi una tensión especial, es como si ellos creyeran en lo que puedo decir, a pesar de ser insignificante.
Por qué, por qué se han inmiscuido en la vida de este sujeto anónimo, no puedo ser perfecto para ustedes, no entienden las cosas que me traigo y que me tienen cansado. Han malinterpretado mis intenciones desde el principio y se dejan llevar por sus prejuicios para llegar a la misma conclusión que hace mucho advertí en ustedes, he intentado por todos mis medios ser sincero con mis ideales, incluso me he inmolado para evitar la vergüenza ajena, sin embargo me reclaman algo que no depende de mí y yo no sé si voy a poder complacerlo. Saben qué, no hay ningún trato, nunca he necesitado de ustedes, es tarde para hacer de mí un dechado de virtudes, ¿quieren acaso estandarizanme? No acepto, no represento ningún sector, soy como soy, apenas, y eso basta, ustedes se llenarán la boca con inquietudes, tripularán el mismo planeta de demandas contra mi, pero, despierten, eso no tiene verdadera validez fuera de la neurosis. Sólo cuento conmigo mismo, ¿acaso sería consecuente creen que alguien es bueno por sólo una acción bondadosa, no sería igual que creer que alguien es malo por cometer un acto deshonesto? tenrán ocasión acaso de comprobarlo, como hoy comprueban sus desaveniencias contra mi, arrojando sus humanas cóleras que seran cera cuando el tiempo halla hecho se labor.
Mas veo a tipos que creen que soy fantástico y sabio de alguna manera, y me siento exactamente como Zarathustra, qué debo hacer, me entenderán si no obtienen lo que esperan de mi, o será un error mayor. Haré lo posible.

Sartre

Yo quería escribir un poema que empiece con un silogismo, algo como:
cuando el día decae la astenia se asienta, y vuelven las ganas de movilizarse sobre el horizonte donde se diluyen briznas de nostalgia. Pero me pareció algo predecible, así que decidí no escribir nada, dejar la poesía latente.
Hay un punto en el que descubres que todo en la vida no es escribir así que sales a la calle con alguna excusa que deberías creer pero en cambio no pones el suficiente peso sobre la idealidad que te mueve, caminas prestando atención a todos los pormenores, sospechando el potencial desborde de materia que se esconde tras la virtualidad, un poco triste, quizás te sientas en el sardinel de alguna vereda esperando que algún pensamiento cruce la calle y se siente a tu lado, pero no encuentras ninguna idea que justifique tu desolación, sólo masas compactas de obstinación y torpeza apelmazadas en tu cerebro. Un mal día no significa nada, porque la luz ha llenado todo el horizonte con el deslumbramiento más encantador, entonces es imposible dejar de perseguir la luz y de pronto estas obteniendo más de lo que soñabas, un mal día, una mala semana no significa nada, sino ser sincero con tus sueños, mañana será un mejor día.