viernes, 26 de abril de 2013

Chocolate amargo Kitsch


Sentirse como el último gen artificial
incubado en un útero cibernético;
el indescifrable código genético
de una entidad bio-robótica peculiar,
con la juventud escurriendose
como el aceite en la freidora de un hamburguesero
en el caos de años y situaciones sentimentales
la impronta que dejaron amores repentinos
pesa sobre nuestra autoestima
deseos inconfesables que nadan en nuestro
feroz inconsciente, encarcelados
tras las rejas de la gris cordura
-experta en aparentar bienestar-
La impronta de aquella mujer
que se llevó al sol entre sus cabellos
y me hizo caminar desnudo a través
de las estaciones como un loco,
como profeta de la basura y el caos,
Un golpazo en el ventrículo izquierdo
de mi estúpido ego de superhéroe
venido a menos.
Mientras cleptomanos y arranchadores de bolsos
me rodean señalandome
o quizas sea la carnasa de una
frustración canina que me
mordisquea, embabeciendome
y enterrandome por completo.
Como un artefacto malogrado de
manufactura biologica
voy arrojando tuercas a mi paso
en un completo desperfecto
cuando el estro irrumpe en mi habitación
abriendo puertas y ventanas
Como un dios que despierta de su sueño
la materia se hace vulnerable al estremecimiento
Toneladas de creatividad se condensan
en unos versos que han de ser leídos mañana
queda de ellos la fascinación del proceso creativo
y la apoteosis de lo sensible.
Ser un psiquico en una gran ciudad
es lo mismo que ser un desempleado
empedernido, rozar los treinta
buscando el reconocimiento en vida.
Vivir la estetica todos los días
estrujarla por un poco de zeitgeist.