domingo, 25 de abril de 2010

S/T

Me tomo la semana.

...

La credibilidad adquiere pequeños pasajes cuando, puestas sobre la
mesa, asistencia, insistencia y desrazón, son ellas quienes juegan a llevarnos
por movimientos estratégicos aprendidos bajo la página de alguna constitución
universal. Formas por cuajos a su antojo, pueden decidir si tomar
consistencia o disgregarse, es imposible designar su tránsito; los trazos
en falso no conocen una designación específica por faltar a nuestra
práctica habitual. Añoro fundirme entre mis ambiciones, todas libres
ante la materialización, ser el desprendimiento acertado que bajo los
párpados reclama un espacio dónde fundar su libertad y sus creencias.
Podría resultar inocente e impráctico, cuando la sustancia llama
con escisiones abiertas como las corolas al amanecer, entonces es inútil
pasear los dedos con tacto sutil sobre los relieves amargos, por el contrario,
la posibilidad de abrirse a una nueva oportunidad trascendental resulta
ser la mayor ocupación que nos cabe en el alma, pero dilatada
hasta las estrellas de las lindes del universo. El significado pesa sobre
el significante, dulzura insólita que podría abarcar los límites del
lenguaje, y la sintaxis se entorpece por librarse ante tales potencias
crueles, pues en boca y oído el verbo es aledaño a la ejecución, y
la luna y el mar, cuando place, de espaldas a la angustia, dispara alguna
creencia casi interpretada y desentendida, extraña , en huesos
y músculos. Como las consideraciones hechas a un lado, las estaciones
aquellas que esperamos venir sobre los próximos años corresponden a
expectativas abiertas sobre el eje de la modernidad, una serie detallada
de ilusiones fúlgidas para enlazar el ideal de realización ajustado a nuestras
ambiciones. Sobrevolar un intento, es lo que hacen los cobardes, no
entienden de fortaleza y sus derivados, ni comprometen su honra más allá
de una oportunidad exenta de temperamento. El paso cuenta
sus propias huellas, las huellas cuentan su propio estigma y los estigmas
sobre la estima limitan cualquier izquierdo dorso enigmático.
Verdad supuesta la que cuelga de un costado y crece por especie de inercia
ansiosa, como la barba y las uñas, la hierba, el musgo y el óxido, esa
pequeña barbarie que nos arrancamos para arrojarla sobre un folio donde
adquiere dobleces y volúmenes puntiagudos, y como resultado: un agujero
hondo similar al vació en su acepción más desgarradora e impúdica.
Perfumes vespertinos por bulevares atavían las horas, sombras, pasos de
regreso a casa; la suerte es acaso la billa ocho al borde de la buchaca,
la escalera real en la máquina tragaperras, o alguna especie de resolución
sobrehumana, sobre las situaciones que permite sobreponerse en algún podio,
el argumento oculto, hasta entonces oculto. La credibilidad adquiere pequeños
pasajes cuando puestas sobre su eje, las obligaciones nos llevan por sombra.

S/T

Pues la mentira abarca por pareceres errados los vuelcos donde se contiene una simiente alta y detallada, con escalones angélicos y desdicha para envolver peces de río y aves silvestres, la pus es el ansia ingobernable, sus cubetas se llevan con líquidos íntimos que se derraman de altares por cantidad. Me llueve, me llueve con insistencia, como toldo tengo un temperamento de hombre venido desde el oriente dónde la sabiduría fue debidamente desarticulada por una cofradía alada, me llueve pero desde otro cielo donde un astro estraño eclipsa al sol como una clepsidra donde se difracciona la luz. Tradusco desde mis sentimientos, oleadas sensoriales para copular con ellas, hacerme espejo, pero no un simple espejo donde la imaginación provenga a raras intervenciones y se deje estar en cantidades, goterones, o encañone el brudo drama con que me he hecho estigma y soldado. Sortilegios como sueros inyectados por cada ilusa idea, podrían narrar imágenes acerca de luna o lúnula, cualquier cosa que sirva para ejercitar mi mente y mis sentimientos, pues sobre este lenguaje que he inventado, loca pasión humana enredada sobre el cuello del fuego, es testimonio innegable que siempre fui sincero o al menos parte inherente de mis palabras, por considerarme el pasajero del último tren por donde la existencia trasmite información específica, a todo riel con chispas un miedo sedentario albergado por racimos patriacales, aún cuando se narre un antídotos en páginas épicas, la fortuna raicaría esencialmente en ser del todo pacífico y civilizado, aún cuando eres pugilato. Ese día que arde en un cuerpo incancesdente sobre el horizonte, o su audaz fuga bajo las obligaciones, como se conjugan la labor y el abandono sopbre papeles vueltos plaza e identificaciones paralelas, mis manos señalan la lejanía y pájaros más puros vuelven a ellas como correspondencia a una peregrina necesidad, así como cuando en los cirros se presiente una llovinza, larga, desatarse, y aquí abajo un contacto nos hace cómplices de aquella mínima intentenciòn, también por vuelcos, también por sortilegios y un poco más por conjugaciones aleatorias, como simples vibraciones microscópicas que se agrupan creando universos complejos, entre sus ondulaciones, o los primeros nucleótidos. Dónde nace aquella necesidad cruel que trasciende en compromisos por siempre inconclusos e inestimados, existe una tranquilidad para descansar entre antifaces colorinos, una cadena reaccionaria, alguna lámina capaz de plasmar aquellos filamentos rojos, como sonidos alterados por la sujeta percepción, hacia cantan las arenas cuando las rompientes salpican efluvios sagrados, así la herida advierte sus primeros síntomas con dulzura y la negra luz causa admiración por sus pliegues y los trazos sobre los salones. Despierta sed durmiente, sopores e intensos martirios parecen servirte de gafas o zapatos hechos con pareceres modestos donde te llenas y te abismas hacia oquedades sonoras, no podrías enconrar el sueño predilecto de los ángeles, porque subestimas la verdadera fuerza al notar sus métodos, te niegas al abrazo, y estancas charcas verdes con tensiones contingentes donde se pudren las dulzuras que alguna vez tejieron un albornoz pulcrísimo; luchas y raspas tus rodillas, por padecer semejante viga, donde se esperaría la templanza como objeto necesario a nuestras necesidades.

Consideracion

Un relato audaz con pequeños recortes, estoy aburrido de escribir.



Un pensamiento tan errado merece poca consideración, especialmente cuando el suero de verdades se aplica como suplemento necesario y los gritos contenidos se desatan como un Corno Frances. Esa mañana no fuí a las clases de pintura, ni siquira había hecho los degrades que nos asignó el profesor en la clase pasada; la noche anterior estuve buscando alguna voluntad desapercibida, no quise ir a clase, el profesor homosexual sería displiscente, la música de Reau como un fluido en el ambiente, las chicas que jamás llegué a hablarles junto a los papanatas somatotonicos que me recuerdan que no soy apuesto, sino buen amigo. Me sentía aturdido, qué poca consideración me decía, si hubiera sido un tullido como Gaudí podría sobre llevarlo mejor, caminé por todo el campo de Marte, a las tres de la tarde no hay mucho que ver: las personas no suelen caminar por esos lares. En la playa pensaba en peces, escalares, espadas líricas, barbos, betas, neon tetra, orandas, los cabeza de león que nunca tuve, o los red cap que solamente podía comprar de alevines. Mi niñez cuando aún se usaban los teléfonos públicos con unos enormes rines que parecían fichas moy, los amigos de niñez que coleccionaban latas de soda en sus ventanas y que nos obligaban a buscar en el supermercado nuevas ediciones importadas, algunas estaban llenas. Nuestros vagabundeos en el acuario, pet shop, market, parque de diversiones, las tardes de verano jugando arcade en salas, King of fighters 97, cuando yo soñaba ser Kyo Kusanagi, esas preocupaciones blancas. Ahora el mar volviendo sobre los guijos de manera an inquieta e insistente que solamente puede recordarme a mi corazón, devorado por una menta marina tan ancha como el mar mediterráneo. Sabía exactamente lo que dirías,nunca me equivoco, soy un " hombre de hielo".