Nuestras trayectorias convergen, el avistamiento
sucede, los pequeños miedos, la perplejidad...
Somos cuerpos entrometidos en la fascinación;
mis manos hechas decisión se abren a las tuyas.,
y la sonrisa juega por tu rostro.
Me identifica un saltamontes sin compuertas:
impresa en mis huesos quedas.
La respiración bajo los músculos es aire tibio;
comparte una gasolinera con el anaranjado
incendio la sangre; la entregada sangre
que salta hasta las nubes, tocando el
ombliguillo del cielo.
Eres fuerte alimento para mi amor encajado
en los mejores propósitos y promesas eternas,
eres fuego de contorno atigrado y cítrico.
Tu gesto de luna me desbarata en risillas.