jueves, 6 de septiembre de 2012

Delirio

La promiscuidad de las mariposas trajo a tu mente 
el incendio apoteósico, se quemaba la delgada película 
de la vida consumiendo la gasolina de 
pensamientos superficiales, mientras agitabas los 
brazos boquiabierto, sin poder despertar de la pesadilla. 
Eres una máquina de sueños rotos, cuando 
arrojas al drenaje tus ideales para ir más rápido, 
cuando traes las fantasías desabotonadas como 
camisa de saxofonista, para vomitar contra una hoja 
las vísceras extraterrestres de alguna autopsia neurótica 
que exprime las neuronas ebrias de recuerdos. 
Se desbordan los úteros de la creatividad enjuagados 
con salitre, haciendo retumbar las paredes 
hasta dejarte sordo, sin sentido alguno. 
Vacío, como una tabla de picar donde sucedieran 
los jugos gastronómicos, el sabor perverso, 
de las anatomías sangrientas de animales muertos. 
El hijastro de zapatos rojos ha cometido 
un crimen imperceptible, tiene en las manos 
residuos de nicotina y botones de frac