viernes, 9 de julio de 2010

Te amaría en Julio

Para ti de nuevo (f).


Te amaría en Julio, bajo el rumor de una vida atestada de alegrías, tristezas,
casualidades, sorpresas, encuentros, despedidas, desilusiones y esperanzas.
Te amaría luego que haya terminado Julio y los procedimientos cambiaran el
orden a su empecinada sucesión vitalicia; seguramente el viento o el mar,
y me acostumbro a tenerte, aquí, a lado de mi corazón, endulzando el obnubilado
paso del destino, cuando asalta mis pensamientos una vaguedad rumorosa de amor.
El alma caótica de la ciudad al atardecer puede apabullar mi propia alma con
el ruido incierto de una espera descompaginada, bajo el triste cielo sin respuestas.
Te digo un secreto, anoche empecé a quererte, espiral del viento hermana del sudeste,
y aquí me tienes montado en una ternura alada, ¿serías mi novia?
No lo digas ahora. Te deseo a mi lado, como mi alma has venido desde
otra vida, y ahora, me observas desde arriba, cuerpo astral, con un relumbrón rebufante,
mientras hojas traslúcidas caen y tú sonríes al travieso milagro que has obrado
en esta noche amante y yo pienso que indudablemente he de acostumbrarme a este
tipo de imprevistos especiales. Has venido sin ningún rasgo de sombra para
mostrarme cómo es que se apre(he)nde el amor sobre las nubes de la amaneciente gloria.