viernes, 30 de julio de 2010

Los días y sus amaneceres




. Me vestí con pantalones cortos, porque ya estoy bien de salud, es agradable despertar en el momento cuando ya ha amanecido pero aún los hombres no invaden brutalmente la calma, los ligeros acordes de los pàjaros llegan muy nítidos, el cielo entero parece estar espolvoreado de una mágia particular, un aroma húmedo imprime en el viento el olor mezclado de la tierra con el de los humores, el frío bajo mis ropas ligeras me hace sentir tan vivo, aún capaz de disfrutar la más pequeña, la mínima, la menor emoción que se dilata en el corazón ardiendo cuando la hierba se arremolina. Una paloma pasa sobre mi cabeza para recordarme un mensaje natural, es imposible explicarlo, es decir, el momento en que despierta el alma unido a el momento en que despierta el dìa, es como una conjunción diacronica y sincronica, una sinestesia que trae a mi mente la imágen de un árbol inmenso rodeado por unos vapores fantasmales y florestas cubiertas por rocío mientras de la tierra mana otro vapor más claro. Existen cosas que son capaces de contarse pero imposibles de siquiera aproximarse al sentimiento que las inspiran, yo se lo decía en la madrugada a una chica por la que sentía un afecto mortal. el amor es una de ellas, ignoro si es posible agruparlas en un esquema definido o reducirse a dos grandes tendencias duales como suelen hacer los intelectuales buscando una polaridad propicia. Esta es una de las otras cosas, el mensaje que me envía la naturaleza no es otro que la vida, suena trillado para el idioma del cerebro, pero siempre es novedoso para el idioma del espíritu como lo es el alimento para el hambre. He oído qu hay hombres que dicen entender la monserga de los animales, yo creo que si algo pueden decirte ellos y las plantas lo primero sería hablar de la vida, de la savia verde por las nervaduras y la sangre circulando tan vivamente dentro de sus venas. A veces siento una profunda pena por ser detenimiento especialmente cuando veo la distancia, soy distancia emposada en un pequeño cuerpo, quisiera se vista, abarcar en mi alcance cuanto me sea posible para mis invisibles manos ignorando ufanamente lo que no atrapo en mi idea. Hay sueños que es necesario abandonar, por ser pesados como el plomo, siendo tan etéreos, y no se trata de un oxímoron artificioso, es una "inversión dialéctica", la realidad es ligera y el sueño pesado en la praxis, para ilustarlo pensaremos en la factibilidad de suceder, la realidad es ligera por el simple hecho que ya por una sencilla preconcepción esta dada de antemano, por el contrario el sueño es arduo para la consecución cuanto más alejado y grandioso sea, es inversamente proporcional e imposible en la medida en que se hace grande. Es necesario dejar algunas pesadumbres para recuperar vuelo. Este tiempo me he sentido como un tronco tumbado en el bosque al cual los pájaros le traen flores para hablarle de la primavera. Estoy empezando a comer menos, trabajo en otra teoría, esta es más mística, es acerca de la posibilidad que ciertas partículas guarden una memoria reminiscente del todo al que han pertenecido, metafísicamente hablando existe una sincronía en las mónadas.

Me despido esperando pensar más ahora conmenos ración, recuerdo cuando pasaba rancho en la milicia, nunca podía terminar el almuerzo con tanto trajín. Ví desfilar a los muchachos por la televisión, el desfile de fiestas patrias es solamente una referencia para saber que el año ha sido guillotinado, que es como el día cuando atardece y si no lo has aprovechado estas en un problema, yo creo que lo he apeovechado y aún pienso vivir mucho porque es poco lo que puedo decir ahora, como lo ves.

30-7-10