miércoles, 31 de marzo de 2010

La femme

Algo arquetípico, estos días estuve algo confundido,a punto de perder la fe, pero de nuevo estoy bien, mucho mejor, a veces causas negativas traen efectos positivos :)




...


Contigo nunca se sabe: las marcas en tu nombre recuerdan los
atavíos menos pudorosos, laceraciones que la experiencia acusa en relieve;
la lluvia se ha colado por la ventana ¿ Con qué intención,
bajo sus golpeteos, pequeña semilla de tormenta, su voz sorda asiste?
Transpiras seguridad, un mal habito que no estas dispuesta a cambiar,
aún diagnosticada de bovarismo por toda la sociedad, pero tu triunfo
radica en la eficacia de tu veneno, rímel que impregna la memoria,
cual sábana blanca, de quien lo liba. A tus horas no acompaña
consideración alguna que te haga reparar en cualquier asunto
si no es a favor de cómo te afectan las cosas, no tienes problema
en admitirlo y nace en tí un estúpido orgullo que te resta la seriedad que
tus años requieren; pero, por supuesto, a ellos no les parece un inconveniente.
Calles antrosas y madrugadas tambalean sobre tu vientre, el calendario
corre y las estaciones giran con toda su utilería insensata;
tu indolencia come a escondidas de sus propias enemigas tristezas,
pero sin saborear. Necesariamente te ves obligada a marcar tus diferencias,
levantar alguna especie de podio, un pequeño altar, y desde aquel
promontorio elegir entre la jauría quién preste devoción a tu dulce-condena,
cuyos infranqueables muros están elaborados con jeroglíficos de indiferencia
y cuya ración vital compuesta por ternuras esporádicas.
Así la reina retoza, la silueta de aquel fantasma pesa sobre su vida,
advertido como el trazo luminoso bajo la puerta que sin poder dormir
se atisba, y ve en sus ropas dobladas un cuerpo deleznable que usurpa su niñez,
Sorda proa atravesando sus próximas noches, sus años de reina fatal.
Yo te pienso, me detengo y desciendo por tus caminillos circulares:
tras ese empaste cosmético existe una especie de sencillez radiante,
porque también eres injusta contigo cuando te niegas a aceptar
tu vulnerabilidad y dejarte llevar hacia acciones incontroladas.
Contigo nunca se sabe, luego de hacerte única te empeñas en borrarlo todo.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Epístola

Vallejo decía que un poema es intraducible dada la musicalidad especial de las palabras, eso parece reflejarse en su poesía llena de neologismos y arcaismos que resulta intraducible, decía que los poetas no trabajan con ideas sino con palabras. Jack Spicer, poeta newyorkino, en su carta a Lorca le recriminaba la excesiva verborrea, alegando que el poema perfecto debería estar totalmente depurado de ornamentos, ser directo, tanto que incluso podría entenderse por una persona que no dominara el idioma, Aristóteles en su libro la poética argumenta que la parte más importante de un poema es la trama y que lo fundamental es la idea, después la retórica. En fin, mi poesía se ha depurado totalmente a riesgo de carecer de elementos, siguiendo una estética postmodernista y psicoanalista, veamos hacia dónde deriva.







Si vienes traída por la curiosidad que estos días sin saberme
han producido en tu inquietud, despreocúpate.
Antes me bastaba con tu presencia; tenerte de vuelta
satisfacía la mayor parte de mis preocupaciones,
pero ahora, es decir, desde hace un tiempo considerable,
callamos ¡como si la telepatía no significara nada!
como si nos hubiéramos vuelto lo suficientemente esquivos
y, ahora, más extraños que dos transeúntes que se
observan desde la acera de enfrente nos callamos.
Yo me visto con tus palabras para confundirme entre tus
pensamientos, para abarcarte de alguna manera
y encontrar la llave de esta confidencialidad apagada
que se agota en intentos vanos.
Mírame y no finjas hacerlo, apuesta todo sin reserva
como si fuera la primera vez, no pretendas manejar
de acuerdo a lo que resulta favorable para tus intereses.
Una vez compruebo que hube tomado la decisión correcta
y en cambio no he mantenido mi determinación.
Qué solo se esta cuando uno termina de convencerse que no
existe persona capaz de entender eso que hay tras nuestro
fantasma social, eso que lamentablemente dista tanto
de nuestra imagen.
Si pudiera encontrar con quién escapar, si alguien podría
asemejarse un poco a mí sin que alimente vanamente
mis expectativas, si alguien podría hacerme vulnerable
y darme su amor sin restricción como alguna vez lo hiciste…
Ese no es, por supuesto, nuestro caso; pienso que nuestra
situación se ha vuelto incontrolable para mí, es decir,
las cosas no esta resultando como yo desearía, es que no
es así, no es así precisamente como lo he soñado, no
puedo defraudarme y aceptar la condición que me ofreces.
Por si no lo sabes he pasado toda mi vida huyendo de
este tipo de situaciones, ¿por qué ahora no puedo hacerlo?

Para ser libres


Como una herida traigo tu sombra a medianoche 
cuando el hombre victorioso se extingue sin ideales
no puedes responder a mi desdicha, bailas sobre mis
sueños rotos, elaborados en mis horas de libertad 
escribo sobre cuan inútilmente te he amado
cuánto he ido tras un sueño poco duradero
soy quien atesora nuestros momentos con celo
La vigilia permanente me ha vuelto retraído
trae ideas tristes a mis pensamientos
acompañados de un enervamiento en las muñecas
el fulgor de mi alma se va apagando dejandome en vela
Contra quien sera la lucha constante que trabamos
en que nuestro espíritu sufre siempre
acaso ante el dolor o quizas sea nuestro propio
temperamento evasivo.
 mantengo mi memoria fuera de los cuestionamientos 
inútiles, dejando pasar los días sin alegrías
mengua mi alegría bajo un sentimiento doloroso
noches que traen angustias a los corazones solitarios 
voces vespertinas alrededor del corredor
tardes de paseos por el parque, arboles,
niños corriendo, personas volviendo a casa. el mar
 empozado en mis ojos como en un tanque de agua

Declino a la escritura bajo los acordes de Mayo
que son las solicitas llamadas de voces tristes
La tinta y el vino que hacen volar el alma como un pájaro
sobre el papel son los tristes aliados del poeta pobre.
un emocionario desprovisto de armas ante la realidad cruel
nobleza del poeta que escribe corazón junto a la tristeza

Y he de vengarme del dolor por los daños causados al inocente
en su pobre lecho donde un Dios lo custodia.
Oh Irónica vida, aquellos que anoche se amaban
-flores de la comunion- hoy toman rumbos opuestos.

Una noche cercana a esta encontrare las palabras correctas
y escribire sobre esas aquellas cosas dulce que sentía a tu lado 
Tenlo por seguro. Ante tu frente puedes ver el campo 
y todas las propiedades de las personas sin evitar
ver mi alma que es tu cercana compañera 
tantas noches de fertilidad bajo el influjo de la luna.
Apenas fuimos dos granos de arena junto al mar del tiempo
dos aves en nostálgico vuelo sobre un país de fantasías

Te doy mi bendición cristiana que es pan de amor
y es la luz que me acompaña adonde voy 

Oye padre

Padre, hoy encontré una foto tuya junto a mamá, debías tener casi mi edad
supongo; quién podía advertir que aquel muchacho
de vital sonrisa haya cambiado tanto, cuán alejada estaría tu mente en ese
instante de la calvicie que te despluma los soles.
Estas lejos, a penas asoma el hilo de tu savia monetaria, agua que esparcen
las regaderas calle abajo, encerrado en tu isla, donde tú solo eres la tribu, el
profeta de su evangelio aciago, emborrachado con amores calamitosos,
soledad, literatura…
Poco te recuerdo en mi niñez, eras casi un extraño en la sala que al llegar
hacia retumbar el suelo con su auto, recuerdo tu ancho cuello, al cual me
prendía como un árbol, tu nuca rapada de miliciano, tus marcadas
gesticulaciones. Al principio era fácil entregarme a tus brazos ocasionales,
siempre viajabas, encontrabas la forma de estar lejos de nosotros, eso terminó
convirtiéndose en tu deporte.

Luego ya ni sabía como actuar frente a ti, tu tampoco, según pude advertir;
decidí no estar para ti tampoco, nuestra comunicación
no era sincera, ahora sé que sucede así cuando te encuentras
con alguien que amaste tiempo atrás, pero ya no encuentras
la llave para retomar esa intimidad, simplemente no te hallas en ella.
Me dejabas un abrazo con olor a billete y volvías a la clandestinidad.
Te creí perdido muchas veces, temí que murieras cualquier día,
te odié con el corazón deshecho, con la navidad que no disfrutaste,
ni mis cumpleaños, ninguna de mis fechas importantes.

Recuerdo cuando te fui a visitar hace unos años, tu cabello blanqueado
asemejaba ceniza extenuada, habías subido de peso según pude notar;
estabas escribiendo, te alegró tener visita, me mostraste tus manuscritos, fue
imposible no perdonarte al verte así, por fin tuvimos tiempo para conversar
mientras me mostrabas tu selva, entendí mejor mi naturaleza al conocerte, tan
sólo una vez te hablé del pasado, me contaste una historia de un lobo y un
hoyo de necesidades específicas, aunque para mamá aquella historia
signifique solamente necedad, ineptitud, testarudez.
Acodamos nuestras charlas en el vino cada noche de la semana, y luego de eso, nos volvimos a separar, vuelta al camino, pero esta vez fue distinta a las anteriores, te he perdonado, cual si tus errores los hubiera cometido yo, supongo que será igual conmigo (le temo a nuestro legado de libertad).

Llegará el día, en que, ya falto de fuerzas, te estreches contra mi pecho,
el orden se habrá invertido, ojala no estés frío para eso momento
que las lágrimas que broten sean de la sonrisa, como éstas lágrimas.

sábado, 20 de marzo de 2010

Coda

Cuando la conocí había puesto al borde de mi edad la disposición de
iniciar una relación duradera con todo el instinto incontenible que esta
implicaba en cuanto a vincularse con la naturaleza opuesta.
Entonces la vida me remitía de un acontecimiento a otro, como la
terminología de diccionario experiencial que no termina de esclarecer
un significado, dirigiéndote por palabras afines.

Historia III

Te volviste necesaria para mi felicidad al tiempo
que me perdía en tus ojos.
Siempre esperé enamorarme como uno espera
alcanzar la mayoría de edad para hallar
libertad en ella; de alguna manera me
sentía incompleto y experimentaba un
desinterés general, pero sabía que me enamoraría,
lo que no sabía era que ocurriría de forma
inesperada y contra todo pronóstico,
tal como suceden los demás aspectos de la vida.
Fuiste mi prioridad durante el tiempo que
vivimos juntos, y aún mucho tiempo después
las mareas agitadas que dejaste arrastraron
mi corazón como un pecio ya muy alejado
del lugar donde sucedió el naufragio.
después de todo es lo que entendemos por experiencia,
aquellos acontecimientos que nos estigmatan,
como se estigmatan las reses en los ranchos.
No recuerdo ni un poco cómo me sentía
pero definitivamente era agradable,
quizás se parecía a tener todo el horizonte adentro
del pecho o a la idea que dan los pájaros de volar;
nunca llegué a explicármelo, ni a conocer el amor
como conozco el insomnio, solamente me
alegraba saber que al fin estaba cumpliendo con
mi mandato de poeta, escribiendo bastos poemas,
con el corazón henchido por una alegría viva,
parecía entenderme mejor en tu amor de
lo que lo hago ahora, aún con la disposición,
el esfuerzo extremado, las noches que han
pasado desde entonces, esperando volver a verte,
esperando que la vida vuelva a sonreírme con tu risa.
Me resulta inconcluso hablar de nosotros,
sobre todo porque ambos supimos olvidarnos
y dejarnos ir después de estar seguros que éramos
el uno para el otro, sólo por no aceptar nuestros errores.

S/T

Desprovisto de aquellos mantos memorables, a cuya sombra,
muy sobre sus copas, adormecidos y quietos, los sentires
cuelgan sus miradas; empañadas, ya exentas de impresiones
decisivas y dominio correspondiente, como el amante en el
andén que observa alejarse su última dicha, palpando en fuego
la distancia novísima que ésta tatúa al desaparecer del
alcance de un atardecer más rojo que la muerte misma.
El desasosiego sujeto al perchero que corresponde a las pasiones humanas, que al ser desguarnecidas solamente conducen
al mar, oh sí, el viejo mar, donde se vierte de todas las aguas
para conformar en similitud un lamento eterno y móvil.

Trascendencia

Necesitaba reconstruirme




La fractura se produjo finalmente donde el
significado hallaba absolutez,
el corazón siempre lo supo y giró con
insistencia, esquife o más bien molino
en una noche tormentosa
cuyo trigo amargo era hermano de
la frecuente neblina y el tizne.
Pero hoy son flores las que van en ventarrones
para chocar suavemente con mis sentidos,
millones de pasajes impresionantes
de felicidad manifiesta, cuya
revelación reside en nuestros caracteres genéticos
tan intensamente como una respiración
tomada del aire campestre en la talega pulmonar.
Ahora puedo ver con claridad mi alma,
mi alma tanto tiempo difusa, encerrada
dentro de obstinación barata.
Solamente fui el sueño de una piedra
juzgando claridad mi propio entendimiento,
porque del tiempo y el espacio tuve casi nada,
más que una lectura errada y definitiva.
Pero el cascarón pétreo no esta más,
por fin he recuperado la facultad
de vivir con amplitud y encuentro mi vieja libertad,
duplicada, triplicada, como tal.
Por eso pierdo la costumbre de caminar
y asciendo repentinamente para aprender
lo que la trascendencia engloba.
Heredo la felicidad encontrándola
entre las hojas y los milímetros que crece la hierba.
Invento un después donde colocar toda mi dicha.



martes, 9 de marzo de 2010

Historia II

Supongo que teníamos los mismos complejos y complejidades,
y por si fuera poco nuestras distancias
se comportaban como habitaciones álgidas
donde podíamos permanecer el tiempo suficiente
en que machita una flor,
Yo a veces temía que al final hubiera nacido un hombre
que podría engañar a Dios, para obligarlo
a cometer atrocidades, hecho de una abominación eterna
sin siquiera desearlo, solamente arrastrado
por sus miedos sombrosos.
Pasé mucho tiempo probándome lo contrario,
cargando mis culpas, una a una,
sondeando la profundidad de una mente despierta
en el juego de las fuerzas,
Teníamos momentos en que éramos radiantes, parecíamos
comprender dictámenes provenientes de más
allá de las estrellas, nos buscábamos uno en el otro
como dos enamorados del campo que se besaran
entre parvas de heno cuando giran los molinos y el trigo
dorado de los campos extiende su cabellera hacia el horizonte.
Pero nuestro sueño próspero parecía la narración de un Gauguin,
apenas un harapo novelesco entre dos personas libres y amplias
-yo sabía que debía quedarme solo y ella tenía miedo
de aceptarlo- demasiado inmiscuidos el uno en el otro
que no quedaba más que odiarnos.

sábado, 6 de marzo de 2010

Relatividad sincopada

El sábado pasado Mario me llevó a un fanzine y me agradó, todos famas y yo cronopio, quedamos en que debía escribir un poema sobre renacer, y pensé que debía escribir algo breve, solamente salió esto. La idea origial era mucho más anecdótica y aleatoria: Existen momentos más grandes que otros, lo descubres cuando ves a una mujer vintage bajo un semáforo un sábado por la noche y el rojo de pronto parece durar una eternidad. Así era la idea original, pero poco a poco se fue definiendo como un cuadro psicológico.



Existen minutos más grandes que otros, como si hallaran
profundidad en su exaltación, al llevar nuestras
acciones por desconocidas desembocaduras;
conductas que de ninguna manera se tienen bajo control,
solamente existen en nuestras vagas inquietudes,
pero tímidas y poco detalladas.
Hasta que vuelven y tu vuelves a enfrentarte a tus miedos,
para lograr una anotación biológica hacia la entelequia,
con la seguridad puesta sobe todo desánimo.

Perfilado hacia el horizonte disuelto, sueñas con
distancias al atardecer, desenvolviendo íntimas disposiciones.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Poema

Todo este tiempo en paralelo estuve escribiendo antipoesía, pero decidí volver a la poesía canónica, poesía griega para ser específico. Ayer, después de escribir este poema, sea tópico, sentí que ya he cumplido mi misión.







Felices los que bajo una lápida grabada han entregado su vida
dejando las camisas planchadas y las citas laborales pendientes,
aquellos que sus pupilas como focos al amanecer han
apagado y cuyos pies que conocieran las calles ya no andan.
El bien merecido descanso los privilegia por sus arduos años,
pues aquí en el mundo de los vivos el dolor aún es la bandera
que la realidad permanentemente enarbola como institución inexorable
y los años entre sus desventuras albergan demasiados sinsabores
que saturan al hombre impidiéndole disfrutar al atardecer el canto
ruborizado de la lejanía; hace del día soleado un disgusto
en cuanto impide trabajar con normalidad al jornalero, para llevar
el sustento a su familia. Aquellos vendedores que van de puerta en puerta
al mediodía, o los repartidores, o los picapedreros en las canteras
cuyos desnudos torsos dora con insistencia el sol veraniego.
Aquí la vida desmitificada hace pensar en la banalidad con que
nuestros días se van desvaneciendo, mientras nosotros esperamos
hallar mejoría en largos plazos, las próximas elecciones presidenciales,
o los doce fines de mes que suman otro año, para comprobar la
falsedad del nuevo mito del progreso que apenas nos otorga pequeños
beneficios, la falsedad de una supuesta época de bienestar global
que se derrumba por sus columnas con la típica ironía histórica.
Felices aquellos a quienes la muerte los ha alcanzado con rapidez,
pues han partido sin conocer bien las atrocidades de los vivos
pudiendo guardar en sí una parte impune de la antropofagia social.
O aquellos a quienes beneficia este tendencioso imperialismo
y viven a salvo entre aeropuertos y autopistas, agasajándose en
su dicha particular, o aquellos a quienes una estrella los alumbra
desde temprana edad, junto a las condiciones adecuadas para
escribir sus nombres en las enciclopedias y anuarios con honores,
y estrechan las manos de grandes personalidades y beben coñac
en Times Square y en el barrio de Saint-Germain en Abril.
Pero más felices quienes se han hecho ya más fuertes que sus
propias adversidades y sin tener casa de playa o auto del año
encuentran la felicidad en ver crecer a sus hijos y en la mujer
que aman con amor duradero, he ahí sus más grandes tesoros,
y saben diferenciar entre lo que necesitan como prioridad
y aquello ilusorio y anti-relacionante que vende el mundo moderno
como ideal de bienestar y de falsa civilización, pues éstos
aunque pierdan todo lo que poseen nunca más han de sufrir.
Hombres de todas las épocas cuyos huesos el tiempo ha sepultado,
no es cierto que todo el vino de Constance y de Viena con que
llenaron sus barrigas en salones ilustres y el placer que les dieron
por alto precio aquellas mujerzuelas durante las bastas orgías
hace bastante tiempo lo olvidaron. Mas el verdadero amor
que pudieron conocer en sus cortas vidas todavía perdura en sus
huesos como el carbono, argón u otro átomo primordial.
Por eso infelices los que pasan por la tierra sin conocer el amor
necesario para aligerar las estaciones y la labor cotidiana,
pues estos viven la vida como un compromiso continuo que
al menor percance los indispone ante sus esperanzas y ante Dios.

martes, 2 de marzo de 2010

Una nueva mirada crece en la mirada*





Tal vez hayas oído acerca de la decisión que he tomado y puede que te parezca lamentable saber que por fin he asesinado al sujeto que conociste, aquel chico extraño que solía decirte palabras dulces para animarte. Puedes recordar la inesperada forma en que nos conocimos, y aunque todo avistamiento sea inesperado el nuestro lo fue en particular ¿recuerdas?, recuerdas que eras mi única conexión con el mundo real, ya que entonces como una balsa desatada me alejaba adentrándome en mi océano interior: Tomaba demasiado en serio el no haberme ido a los diecisiete, que fue cuando estuve más cerca, pero me enamoré y se acabó, y luego solamente fui un forastero que nunca se partió, que andaba buscando qué hacer con un problema en la voluntad que ahora es frecuente entre los adolescentes. Seguramente te dirás: por fin terminó de decepcionarse de las personas en general, y hasta de él mismo, que no repara en armar pleitos y ser grosero. YO ESTABA VACÍO, nunca pude valorar algo más que mi desencanto hacia la humanidad, eso duró mucho, hasta ahora arrastro daños colaterales si puedes notarlo. Aquella sensación de caño abierto, derramando una existencia inestimada, que al fin y al cabo parecía no encontrar una dirección correcta, bajo el árbol de los roles y deberes; hijo, ciudadano, hombre de bien. Encontrar un cauce para acomodar mi felicidad. Felicidad; nunca, como un santo, acostumbrado a ella, por el total egoísmo con el que brota en la común desgracia. Nunca tuve demasiados motivos para estar triste, mis depresiones se debían a mi actividad cerebral acelerada, nada que no puedan calmar los paliativos. Pero nuestro pacto era más que un mal funcionamiento, era el estigma por el cual me compadecía y me emparentaba con la desgracia, aunque desconocía la crueldad como sistema expresivo. Veintitantos años indeciso o evadiéndome con psicomiméticos, porque aún no había entintado hojas suficientes, pero la determinación intacta. Eso se acabó, tuve que dejar todo atrás, principalmente todo, y solamente Dios sabe cuánto me ha costado deshacerme de tales parámetros. Debes disculparme por ser así de radical, hice demasiadas promesas aventajando el próximo lustro y ahora las saco de mi vida como lastre, consagrándome a la muerte personal , que resulta un análogo factible. Y qué esperabas de mí, ¡YO NO SÉ CONSERVAR UN CORAZÓN! Las relaciones que en la mañana emprendí ya en la tarde no han dejado rastro, y desde afuera asemejan al nicho olvidado, no significan nada, NUNCA SIGNIFICARON NADA. Pero tú fuiste particularmente lo más preciado de mi tiempo, lo más cercano, lo más tangible; es por eso que al olvidarte un poco más siento que una parte de mi muere. Es terrible saber que el mundo nunca volverá a ser nuevo para mí, y puede que haya sido bastante viejo antes de mi nacimiento, más las impresiones como las aprendimos nunca volverán a ser las mismas.