viernes, 1 de octubre de 2010

Circunferencia detenida




Por mi vacuida afligida de vaso estacionado
una sombra ha deslizadose, descreída, hasta el infinito,
naciedo naufragar temblorosos planetas y hasta la ùltima estrella.
Tu ausencia electrificada resuena, como una cuenta pendiente,
como una somnolencia inconciliada al amaneceres, o como
una puerta abrieta por donde he visto pasar, indavertida y libidales,
tentaculadas pesadillas, espinando escalofriantes y promiscuos tembolres.
Por donde has pasado; ha vegetado la hierba al rojo blanco,
debajo de los cielos de marea estridente, los cuales
percuten trompetas clarificadoras;
por donde has bailado el viento involucró el canto
del corazón del bosque junto a la excitada y pajarina
colección silvestre.
Porque para las apariencias revistiendo la materia,
existen las ondeantes y límpidas,
como las eficacez vidrierías mercurizadas, atrapan los esbozos
y sus retoques, pero para el alma solamente las vivenvias
reflejan sus imágenes nítidamente, en un cuarto de revelado
colgadas en el tendetero tensado y cómplice, entre la rojez velada
va definiendo una información confiable
los titubeos tragando, sucediendo tu mente, eslabonan
en quietas vértebras el sinsabor que no han de endulzar,
confiables, sino, en un curioso andar
las ocurrencias cayendo por la calle estrechada en un punto oscuro
una facultad en su hallazgo, en torno a nuestro compartido afan.
Contra tu pecho y el mìo se ha abultado ese invisible resquemor,
hasta atragantar nuentro decir cotidiano y purdoroso.
El silencio en tu labio hirvió un bosquejo delicado
arrastrado por el viento, dulce crepitar donde los pájaros
comieron un claro oscuro, mientras te bañaba un claro fantasmal.