lunes, 30 de noviembre de 2009

Mientras dure nuestro amor





Anoche me enseñaste a sonreír musa de mi amor
y aún no he parado de reír todavía
con los lirios y las ramas, con las verdes verdes ranas
Cuantas alegrías vivire a tu lado
Pronto lo vas a decidir
Vamos rapido hacia el pantano
jugaremos en el bosque al escondite
yo el aventurero implacable
tu la camarera de mi barco
y en aquellos juegos descubrire quien soy
poeta de la nación a tu merced
Tu llegaste a mi en mayo
 como una fávila encendida
a mi corazón de infante
tu me enseñaste el secreto del amor
el carisma, la sencillez y la verdad.

 Baila en mi pluma; como un haz amarillo sabes alumbrar
cuentame sobre los escaramujos de rosas níveas
que son la doncellez del bosque
ciudadela donde las hadas llenan sus ánforas con miel.
Salvame del horror de la tierra
con tu afecto como un lirio perfumado
en una mano patricia.
Acudire a tu encuentro en el jardín de las almas.

Domingo

Son muy tolerantes a la televisión, desde el mediodía se concertan en la sala para observar el encuentro de futbol, mientras aquel aparato electrico de transistores trae la imagen esperada a la pantalla. La jornada futbolistica empieza por la mañana, equipos de todo el país disputan un trofeo de niquel. Los hombres observan lo ocurrido, proyectan sus pasiones intimas, se vuelven salvajes como cuando eran mundanos allá en los fierros. Pueden salir del corral de la esquizofrenia mientras lo necesiten
 El domingo llega envuelto en una aura de desencanto. Los escolares alistan sus deberes; la madre asiste a la misa, luego a su curso de la prédica, el almuerzo esta listo como una monótona obra de arte, pero los domingos puede verse el momento de la digestión, la acción mecánica que nos queda sin nuestros deseos. es como si la casa hubiera sido víctima de una bomba de neutrones que ha destrozado invisibles tabiques de rutina, dejándonos un examen claro sobre nuestros actos,
el mundo que nos rodea carece de suficiente valor para ser confortable.  
 La calma esteril nos adormece con un tiempo incierto, el reloj nos otorga un solaz amargo para empezar a madurar. La bomba que no tocó los edificios ha cambiado nuestra dirección 

 Hay alguien inadvertido en esta historia, para quien los domingos o inicios de diciembre no sirven más que para designar deberes que igualmente no guardan favor o predilección, y es quien debería enseñarnos de sí.

Cuanta belleza traes



Finalmente hay quienes sucumben ante las tentaciones del mundo. Aunque se hallen sin consuelo, la vida sigue su curso, enfilando transitoriamente a todos. La vida como vórtice incansable lleva en sus giros impostergables a las personas. La mariposa eclosiona del capullo tras cada ciclo, los sueños de los niños se acaban, las caricaturas y los juegos que dejamos pendientes. 
Entrada la noche eres mujer a quien amar, un nombre mas en esta ciudad viciosa, huye de las madrugadas que desean acabar con tu inocencia,
Busca quién te salve, un príncipe cuyo reinado sea la ingenuidad. Te vistes y te marchas, cuanta belleza traes , alguien sueña contigo y no lo sabes, pero la noche es furtiva y los corazones rojos son débiles en la selva. quien sea tu dueño ha de estar esta noche enterrado bajo toneladas y toneladas de concreto, mientras tu dejas de ser tu para ser la noche, el alcohol, la música, el deseo.

Historieta



Ella estaba segura de mi inseguridad, aunque había empezado a quererme de forma tardía; yo en mi comentada inseguridad había hecho los méritos correctos para que ella se enamorase de mí,
 en cambio, siempre ansioso, según diagnósticos, y distinto al común de tipos, sufría esa angustia
que me obligaba a fijarme en mujeres con facha de estudiantes. Decidió probarme, así que subió fotos en su red e inventó una historia falsa acerca de su siguiente pareja, que yo creí con presteza, en medio de la peor depresión que puede sufrirse a los 20 años.
 La mandé al diablo, yo no puedo amar a una persona que esta con jueguitos todo el tiempo, esta claro, 
Luego vinieron los sueños donde ella me decía que todo era falso, que aun me esperaba
 quise verla la noche siguiente, no tenía muchos ánimos de hablar, aun así conversamos, mi inquietud había permanecido intacta, sería ella la mujer que yo había esperado, aún con todo lo ocurrido habían demasiados pleitos entre nosotros, yo estaba madurando como persona y eso me traía demasiados decisiones todo el tiempo. 
A la cuarta noche se me ocurrió que lo mejor era callarme un breve tiempo en donde ocurran grandes cambios, quería sentirme débil un tiempo, a lo mejor las cosas se arreglaban por si solas.
cuando me sentí mejor empecé a hacer planes para aprovechar lo que restaban de las vacaciones
ella me envió un mensaje insultándome, había pasado muchos días sin hablarle,
Cuando una mujer se vuelve vengativa es mejor temer
 basta con que salgan el sábado en plan de diversión y ya tienen una cola hombres mostrando toda clase de amabilidad para dormir con ellas, Sí, lo más seguro es ir por unas cervezas, así me olvido de ella y empieza a fluir mi próximo relato, porque después de este tiempo de conocerla se que nunca hay que seguirla de cerca.
tener enemigos las veinticuatro horas usando la misma estrategia de ataque, de verdad que ayuda a olvidarte por completo,



Respecto a ella, de alguna manera acertó, pero nunca entendió que mi verdadera inseguridad
era no ser lo suficientemente valorado como ser humano en mi vida artística 

Ella nunca dijo nada concreto, fue solamente un sueño, yo estoy bien, como dice la canción.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

el Hada



Las personas al observar una mariposa suelen encontrarla enigmática, sin saber que dentro de si se esconde un hada de larga cabellera rubia y ojos verdemar. Aquella dama del bosque desconoce su forma exterior, los pensamientos humanos tampoco le son familiares, vuela entre las flores con visiones holográficas otorgadas por un sueño dulce. el tinte de las flores a teñido su corazón silvestre.


Hada blanca, quédate a mi lado, juro por mi sueños jamás alejarme de tu regazo, ni el peor sufrimiento
podrá separar tu corazón del mío
Aguardare tu llegada con poemas y galletas de jengibre, con luz de luna
Seras mía solamente, por aquel hechizo inmortal de la luna.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ejercicios de Ethopeya

Improvisando



No era el mejor, podía serlo tal vez o quizás nunca lo sería, tenía las condiciones en contra, poca voluntad para dejar de ser como era: un ser sombrío que existía solo en su propio mundo, un mundo que le ofrecía satisfacciones para disfrutar en solitario.
Su misantropía le hacía etéreo, como el primer hombre sobre la tierra sintiendo su esencia entre los elementos y enfrentándose a su soledad interior, misterio que envolvía su creatividad desmedida y que requería la admiraciónde cuantos lo conocían. Parecía siempre estar ausente como mirando las cosas desde otro plano más elevado que ocupaba el mismo tiempo y espacio que el conocido pero desde donde se alzaba sobre los coloquialismos con una lucidez envidiable. Esos ojos de rebeldía que respodían tan cortantes y objetivos, ese rostro de adolescente que no cambiaba a pesar del rigor de los años y los maltratos de su vida lúgubre.
El destino le había jugado una mala pasada y el estaba en guerra contra la naturaleza humana, contra la hipocresía social, la concupiscencia, la estulticia, prefería ser un personaje clandestino: "no conocía a nadie y nadie lo conocía" esa era su política.
Era atractivo y delgado, no engordaba ni se anchaba, príncipe de su soledad, hace mucho había perdido su reino, cuando su familia empobreció, ahora era un dios dispuesto a tomar cuanto era necesario para su sola satisfacción. Recorría la ciudad de parte a parte encontrando aventuras amorosas, ya no jugaba a ser el príncipe azul, para nada, sino un simple amante ocasional que no quería quedarse con nadie en especial. Su temperamento se hacía lamentable a los ojos de los demás, quienes esperaban que sea del tipo común, cosa que definitivamente el descartaba con obscenidades.

Ella había crecido entre casas de alquiler por distritos populosos de baja renta, hija única de sus padres, seres sumamente sencillos y poco refinados que se agotaban entre las muchedumbres del mercado, así era, nunca había sido de otro moda así que no le incomodaba en lo mínimo, era muy resuelta en este sentido.
Pero a pesar de ello siempre deseó ser la mejor, competía por los primeros puestos, a la vez que era jovial y molestosa, un poco brusca y colmada de la idiosincracia popular. Por decir durante sus cumpleaños llegaban sus padrinos y bebían con sus padres apropiándose de la celebración, mientras ella hacía la tarea para el día siguiente. Al crecer sus formas crecieron y se hizo atractiva al deseo de cualquier hombre, es ahí donde empezó a dejar de ser tan libre pues fueron muchos quienes se le acercaban con bellas palabras para conseguir acostarse con ella, aún no conocía a los hombres, nunca sabes cual es cual, ahora estaba decepcionada del amor, pero le agradaba el sexo fríamente dicho, también le gustaba sentirse deseada, pero no creía en el amor, cosa que echaba a perder sus relaciones fugaces...


Me cansé XD

domingo, 22 de noviembre de 2009

Domingo


Me estoy curando del insomnio y de la oclofobia de manera secuencial, hace mucho tiempo dejé de escuchar música, por eso cambié de nombre el blog, estoy como Sartre, solamente escucho la existencia, pero estuve componiendo, me compuse tres canciones en un día, canciones metafísicas, ahora estamos viendo eso con mis amigos, encontrar melodías me hace feliz.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Fin de semana






Fin de semana que te triscas mientras la marea baja; los peces
piensan nada más que en jugar a la ronda, han adquirido
la manía de ablandarse en sincronía con el fin de sus deberes
por eso ahora el olor del tabaco borda cuerpo a cuerpo el
inconsciente del hemisferio sur, delicado tenesmo de entregarse
a la noche en colaboración de nuestro mejores amigos, esos con los
que siempre se puede confiar desde que éramos lejanamente
adolescentes, pero ahora la juventud envuelve otros códigos menos
inhibidos y nuestra grosería germina con la hermosa libertad
impedida por las horas precedentes pero que, libre de estrujamiento
alguno, por fin se explaya hasta sus raíces recónditas.
Así que conociendo este proceso determinado hace mucho por las
generaciones antecesoras de las cuales heredamos el comportamiento,
ambientado en discotecas y bares y, para nuestra suerte, reforzado
por publicidad sexista y televisión, esperamos, o según el plan
desesperamos soplando las manecillas del reloj, que ya no tiene, pero
que simboliza nuestra impaciencia por empujar el horario hasta
las ocho de la noche, hora en que la llamada tan ansiada ha de
decidir dónde iremos esta noche, si saldremos a conocer un nuevo
punto de diversión o si nos quedaremos como habitualmente por
los alrededores; decisión que al final será dictada por nuestro
estado de ánimo y nuestro estado económico.
Las ocho de la noche es hora de púberes, aquellos que con desvergüenza
alguna vez fuimos, extraños e hirientes cuasimisóginos de
movimientos que aún ignoran el toque necesario para mostrarse
conocedores de los secretos que encierra la alta noche, título reservado
por excelencia a los jóvenes para los que aún son desentendidos pero que
les queda una larga adolescencia por cruzar.
De diez a doce es el horario de la mayoría de adolescentes, de
cabelleras largas, menudos, aún no se anchan sus cuerpos delatando
la calidad de sus genes, son muy nómades,  impopulares de cabellos
más largo que lo común. Si salimos a las once y media solamente
tendremos que verlos media hora, igual que a las familias que salen
de compras y abarrotan las vías por donde hábilmente rondamos.
Cuando llega la juventud te das cuenta que ha llegado demasiado
rápido, peor es bueno, es como ser adulto aun sin serlo:
pensamientos concretos que se dirigen hacia fines concretos;
aunque, en mi caso, sea yo una excepción por si lo merezco
y seguidamente libre para registrar los pormenores que acontecen.
Soy demasiado real e irreal a la vez, ellos, los ideales, tan recesivos
y yo en cambio cada vez más dominante, como un emperador,
somatotontos y metrosexuales, somos muy diferentes, pero hay
algo en mí que requiere la atención de los demás, precisamente esto.
Provisiones de cerveza hasta las medias, una colina de cigarrillos,
la noche sigue creciendo y las horas se hacen más propicias,
el amargor del primer trago recorre mi gusto con un sabor mineral,
charlas acerca de las polémicas futbolísticas y de nuestras vida social
que de forma tácita excluye mi vida monótona, broma, cigarrillo, cerveza,
broma, broma, cerveza, broma, cigarrillo, broma, cerveza;…
La noche crece sobre nuestras espaldas, los coloquios fluyen
encallándose en el apesadumbrado entendimiento de la conversación.
Música, es lo que necesitamos!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Probando suerte


Ayer salí todo el día, parece que Acúfenos regresa XD, hay que cuadrar recién todo. Hoy escribí esto por la mañana. Hace dos días bajé a las tragaperras a la una de la mañana, tengo que aprender a controlar mis impulsos. Hace un año que no bajaba, pero esta prosodia esta dedicada a mis noches del 2006-2007. Mañana voya ir a una entrevista laboral, parece que lo mejor es seguir a la manada, estoy buscando también transistores, mi amigo Luis me dijo que hoy iríamos a comprarlo, pero espero y nada, mucho ruido y poca nuez.

...




Definitivamente esta no es una noche de Royal Flush
pero vamos a hacer todo lo humanamente posible para doblegar
la mala racha, el presupuesto es el de quien viene forzando su
suerte en pos de la victoria que mientras no se apure por mostrar
mejilla es la obstinación del perdedor que no se resigna a su
condición, mal juego tras mal juego, la vieja tragaperras esta
decidida a terminar con el vaso de monedas de perecible azar;
en las demás máquinas los demás apostadores también fuerzan
su suerte, sucia de cenizas de cigarrillo, que quizás una vez
existió, pero a fuerza de gozarla una y otra vez se ha ido a
alguna parte, nunca descubriremos adónde o qué tan
lejos se fue nuestra suerte si no “ insistimos” en su búsqueda.
Maldita sea, no hay un puto buen juego, la mala suerte reina
en esta pequeña cas(z)a de azar, puede respirarse la tensión
con que se consumen los cigarrillos, uno tras otro, moneda tras moneda.
Tira de la palanca de la ruleta y comprueba que como todos eres
un tonto que preferiblemente debería estar durmiendo como
las demás personas responsables.
Naturalmente todos creemos tener suerte, es cuestión de idealismo
subjetivo, mientras no se pruebe lo contrario con reiteraciones
concretas somos afortunados, ah pero bastaría apenas avistar
una vena de buena suerte para morderla con presteza y doblar
lo más rápido que se pueda antes que la consecuencia nos apabulle,
entonces darle, darle hasta hacer sonar la maldita sirena
con el júbilo de quien ha logrado tocar el cielo y por fin ordeñar
la suerte, deslumbrante y nueva, que estuvo oculta tras los
tintes más opacos de la obstinación, inseguridad y catástrofe.
Pero no, en teoría es simple crear la estrategia, decir perseverancia,
fortaleza, puntualidad y demás de estos conceptos que en teoría
son puestos a la ligera, mas la práctica esta llena de estos ases
como generales ceñudos que estropean radicalmente las pocas
posibilidades que se nos aparecen, malditos sobre todo cuando
sabemos que entre las cartas a disposición no encontraremos un
número más alto. Las monedas se descuentan con la facilidad que
se respira el aire, la diferencia entre el aire y las monedas es que
el primero es, hasta ahora, gratuito. Ya se están acabando trágicamente
las monedas, pero en un giro inesperado hallamos una jugada
apenas interesante y que prolonga por unos minutos más nuestra
permanente búsqueda de un premio adecuado para nuestro
empeño e intención, supongo que si existe en realidad la buena
suerte es para quien la busca y la reclama como legítima de su vida.
Vamos, vamos, no me falles, es importante salir más feliz de lo que
entraste, familiarizarse a la suerte como lo hice en épocas pasadas,
cuantas veces lo he logrado! entonces todos los intentos fallidos
desaparecen, solamente existe la gratitud olímpica que pocas personas
han de conocer en su vida por hallarse encerrados en el distrito del miedo
que desde adentro parece ser un continente desolado y perpetuamente
deslindado de cualquier otro estado de ánimo. Rayos, ya estoy empezando
a dudar de mi suerte, con estas formaciones aleatorias que advienen en
su esterilidad: par de jotas, una escalera de tréboles, nada suficientemente
jugoso, no, no!...
Mi última moneda en juego con toda la expectativa a bordo cae por el
drenaje naturalmente.
El regreso siempre es pesado, las calles vacías que llevan hacia mi casa,
un viaje maquinal para mis pies, hay que borrarse la idea errónea que
la vida es terrible cunado nos va mal, no existe ninguna especie de
compensación escolástica ni los demás cuentos o desenlaces con que
terminan las películas,pero uno construye las condiciones y asumen riesgos
muchas veces sin tener posibilidad ni figurarse el final: esta caminata agria en
que se reflexiona si ésta experiencia reiterativa nos enseñó algo valioso
que no pueda deducirse
con un simple razonamiento y si es que por fin terminará con esta locura
de probar suerte cuando sería preferible mantenerse al margen.
Una noche hace dos años gané dos premios, supongo que aquel día mi
clarividencia ligera estaba en un cien por ciento porque usé dos máquinas
y doblaba con la virtud de un demonio cuanto me venía en gana, fue
uno de los mejores días de mi vida. Pero además de este tipo de suerte claramente intencional existe otro tipo, la del azar casual de por ejemplo encontrar
un libro que no esperabas a un precio insignificante, o encontrar a una persona
que por mucho tiempo estuvo de viaje; ese tipo de situaciones
imprevistas que uno no anda buscando, como cuando ves bajo la lluvia
a una chica parecida a una alegre mañana e verano y te la quedas mirando,
pensando que ella misma es un sol para las estaciones ásperas.
Ha sucedido varias veces, parece también depender de la disposición…
Después de todo tengo suerte!

martes, 17 de noviembre de 2009

Sitibundo


El fin de semana me compré ocho libros, no tenía nada que hacer, el Domingo me leí dos libros, ayer estaba por acabar el tercero cuando más o menos a las nueve me dieron ganas de escribir, no lo pude evitar, así que escribí y escribí, no podía detenerme, dicen que soy el nuevo mito, nada de eso.


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La molécula despertó en su estructura ardua para autocrearse
a condiciones mayores: piedra o árbol, mar o montaña.
El afán no ha sido favor en absoluto,
cruzar el horizonte deslumbrante a la hondonada es tarea de
pájaros y lustrosos rayos de sol.
Imperfectible sueño en ascenso y humana mirada anteceden
el semblante que trae consigo cada hombre desnudo para
encararse con el tiempo como con un alto muro que acusa
en su talla el color del misterio difuso, prestado de la misma muerte a los ojos junto al ver.
Escatologías se tienden hacia lo alto, desafiando el campo gravitacional, lanzan invisibles escaleras fractales hacia
lo que parece ser el cielo pero a más de treinta kilómetros,
quizás es al sol adonde se dirigen: Imaginan ahí un
reino propicio para descansar por vez última, el aire y
el mar aquí abajo no son suficientes para sus tambores.
Yo permanezco en mis manos ante la sangre vertida con que
se pule los ideales de nación : canciones de día de la independencia; alguna vez porté un máuser, prefiero creer que fue un sueño.
Nunca he querido cosa parecida.
Llegar a tiempo es lo que deseo en realidad sobre esta víspera que se llama vida, en la cual no estoy seguro de saber lo que espero por su orilla más lejana.
Inmensas cúpulas de pensamiento en manso de clérigos y por favor de Aristóteles han encontrado un estrato creacional que llamamos ciencia ahora figurado como un andamio de velocidad que sirve de eje al mundo moderno.
He descubierto que mi mayor preocupación consta de tener un cerebro perfecto el tiempo suficiente para usarlo con virtud como cada persona nombrada especialmente en la historia.
Es mi ideal de sosiego y lo más probable es que solamente busque justificarme como todo neurótico iniciado en Nietzsche,
pero es todo lo que me apetece siendo consecuente, ordenar mi comprensión como quien ordena una habitación muy pero muy grande.
Tarea digna de una vida.
Mucho tiempo anduve sediento, buscando mi reflejo en las cosas que me rodeaban y pretendiendo un pensamiento correcto,
fruto de mis propias experiencias y particularmente mío,
ahora sé que lo más apropiado es obtenerlo de algún libro prestigioso, no forzar el instrumento filosófico hacia catástrofes razonables que se agotan junto a proclamas inmorales.
Cien mil años no transcurren sin trabajar la última parcela del inconsciente colectivo, sobre todo cuando se cuenta con tipos como yo, empecinados en absorber la vida hasta la máxima capacidad que un hombre pueda abarcar.
Peculiar e imperturbable avanzo sobre mis progresos intelectuales, soy frío la mayor parte del tiempo en comparación con la demás gente que me rodea y trágicamente estoy rodeado de gente que poco entiende mi consigna, yo continuo lentamente, no hay que ir demasiado rápido tampoco, queda mucho tiempo por utilizar y es menospreciable perder el juicio desde ahora, si algo he aprendido durante estos largos años es a se paciente, como la piedra que a su tiempo es agua.
A veces un amor se posa sobre la atención de mis días, se coge lo que ofrece la primavera de este amor para dejarlo pasar antes de que sea un inconveniente a su próxima estación de reproche.
Es incesante este karsati como una lavaza del océano de la frustración e impotencia, que enloquece a quienes sufren a causa de la dukkha.
Veo a los trabajadores descostillarse por bienes menores pagados a plazos mientras los dueños ven crecer los ceros en sus cuentas bancarias vacacionando en El Caribe; felizmente dichas bestias de labor están más ciegas que yo, que contemplo sus miserias y establezco las comparaciones entre la vida y la muerte, ambas amantes insospechadas.
Soy completamente un hombre, voy adonde me place sin temor alguno y de regreso es madrugada mientras mis pisadas resuenan por las calles vacías; sin embargo aún queda en mí un pequeño temor: quisiera ser tan libre como aquel que puede dejar toda su vida en el lugar menso propicio y sentir regocijo.
He pasado el primer cuarto de mi vida descondicionándome en busca de aquella libertad tan añorada, la thelema ¿acaso existe para el hombre designio más sublime que darse a sí mismo la soberanía que se dan los pájaros sobre los vientos?
Lo que queda por delante es una fortaleza pesada en momentos diversos que debo necesariamente transformar en virtud, saber poco me entusiasma a continuar con mi aprendizaje perpetuo; sendero empinado por donde las gratitudes resuenan justo cuando han de ser secundarias.
Hablar en infinitivos ha sido un problema frecuente sobre mi voluntad malgastada en sueños ociosos de alcanzar aquella trascendencia digna de una vida de búsqueda vana e inoportuna.
Pero esta sed, que por tiempos parece ser todo, continúa latente bajo el manto de disposiciones trascendentales, hurgando mi sangre con insistencia y esa rompiente dolorosa es el declive por el cual mis titubeos derivan hacia la abulia cuyos bordes borrosos disuelven momentáneamente mis sinsabores.
caer y levantarse es menester.
Esta sed, esta sed es la que hace boquear a millones de personas
indistinguibles en ademan de respiración dificultosa a través de días completamente grises que callan con la madurez del tiempo,
esta sed que nunca deja el planeta, asechando temporadas de sumo desencanto y que se presiente en los umbrales y en las ventanas de los edificios, mientras regresa con la prisa de volver a casa y sentarse a ver un programa entretenido y olvidarla por un momento siquiera.
Sed-entarismo riguroso que domina nuestras vidas en ciudades que se sustentan por sí solas, a través de décadas cada vez más apretadas y sordas ante los dubitativos corazones estrujados por complejos y prejuicios adquiridos en la interdependencia y que por obvias razones han causado nuestra inhibición; mientras el escáner biológico sigue fecundando la materia con insistencia y la adolecida muerte por su parte cavando fosos en el crudo espectáculo de la existencia.
Me contemplo a mí mismo lejano y pensativo, la sed sobreviene, a veces tiene los rasgos de alguna de ellas, a veces tiene mis propios rasgos…

La molécula despertó en su estructura ardua para autocrearse…

Cuentos para Kamala

Dos mariposas se posaron sobre los ojos de la Venus y cobraste vida.

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Batallones de gotitas y gototas caen de las nubes una a una y a su pequeño peso se precipitan recorriendo el cielo libre hasta estrellarse en la superficie, caen y recaen juntitas en la frente castaña de muchachas, caen en la hojarasca rumorosa, sobre las tejas, susurran su alegría trabajando un puntillismo ágil sobre el suelo, empañan los cristales por donde asoman los abuelos, riegan los campo de secano. Cuando hallamos muerto, el agua de nuestros cuerpos ascenderá por labor del estío y entre nuestros huesos quedarán apenas flores, pues el agua de tu sangre y mis ojos habrá de ser una misma nube en el cielo, alegre cirro respirando el éter añil y, llovediza, ha de volver a la tierra con ternura mientras se derraman las naranjas y suspiran las margaritas, como ahora : democrática canción que los ángeles interpretan arriba vestidos con túnicas color lavanda y rasgando sus fantásticas liras. Nunca entendí a la gente que usa paraguas, acaso prescinden de la melodía de la lluvia y el misterio aleatorio de su culminación, yo quiero una lluvia larga, que lave las verdosas charcas donde se desintegran las hojas de la higuera pensativas, arrastre la tristeza y el desencanto que se extiende por nuestras calles y lave el acre polvo que humilla a los pequeños ficus junto a la carretera; y el contraluz de cada gota de madera sea como un semitono que desate la risa de quienes se entregan a su antojo, hasta que la risa sea lluvia y por su parte la lluvia sea risa, tal como la piedra es aire, la existencia será agua el momento suficiente para que todos puedan nacer por vez definitiva; sean lavadas las minas antipersonal, los ofensivos tanques, toda la historia belicosa, arrastrados hacia un vórtice fortuito que culmine al mismo tiempo en que la lluvia se extinga. Rigor transversal, recibir la lluvia sobre los párpados, lluvia que invento para besar tu piel con mayor sutileza de la que disponen mis labios, sí, así somos los poetas, la lluvia nos enseña a besar y el viento nos enseña a acariciar, el viento que dice “siente”; es profundo y a veces largo, sus recalmones sirven para suspirar y aunque sea impetuoso no sirve para herir. Los poetas amamos a la lluvia, tiene un valor especial, pues nos contacta con el cielo como solamente puede hacerlo nuestro sentido más largo pero con un asimiento fragmentario.

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Te contaré una historia de santidad como la sabemos nosotros: Había un rostro compasivo, era apenas un humilde boceto cuya lívida mejilla acusaba el maltrato, pero esta mejilla cayó al igual que un cordel y se hizo árbol membrudo en cuyas ramas colgaban diversos ropajes coloridos.





Cada día del año, al despertar, me dirigí al patio buscando el favor del cielo sobre mi poco entusiasmo, hay del otro lado del patio una higuera similar a la higuera bajo la cual un día el iconoclasta Siddharta en zazen buscó el nirvana. Cada día, con o sin respuesta arriba, asomaba, junto a la santa higuera; durante el estío sus ramas se abalanzaban hacia el sol crecido con diversos verdores, y frutos rajados de madurez caían demostrando su prolijidad, mas cuando llegó el otoño nuestro carácter había cambiado por completo, el tiempo tenía ya otra consistencia y apropiadas nostalgias se apoderaron del país, la sabia en las nervaduras de sus hojas disminuía ante el asedio del otoño, poco a poco sus hojas fueron abandonándose estropeando aquella hermosa fronda donde el sol se escondía al caer por el oeste. Su tronco había adquirido ya el color de la pátina y su respiración habíase tornado lenta, el mismo abandono que diezmara su belleza enturbiaba el cielo letárgico y, a mis pies, sus arrugadas hojas de bronce aterrizaban como mi deshojada voluntad. El invierno fue una batalla encarnada, hace tanto que la primavera se había marchado a recorrer el mundo, los días fueron dolorosos y ya la vida se había petrificado dentro de nosotros, si hubiéramos sido como las montañas hubiera sido más fácil soportar en lomos el mal tiempo. Mas el invierno fue grosero y desde el primer momento nos confesó sus intenciones de acabar con la última hoja en rama. La guerra estaba declarada y yo observaba a la higuera defender como podía su decencia. A pesar de sus esfuerzos sus hojas caían cada tarde y yo enfermaba de piedad como quien tiene a en cama un familiar desahuciado. Hojas y más hojas que ya no quería ver, pues el árbol aún mantenía su lucha por no perder su dignidad obnubilada mientras los demás árboles sucumbían en los alrededores; ya quedaban pocas hojas en sus ramas, parecía imposible la empresa de soportar tan cruenta. Pobre higuera, lloré una tarde al hallarla aún en su resistencia, ya podían contarse las hojas con las que apenas contaba, destino irresistible, no quedaba árbol con atuendo alguno más que pájaros sonoros entre sus desnudas ramas. Hasta que un día su última hoja cayó, polvorosa, ya no había esperanza. Pero para sorpresa, simultáneamente en sus ramas viejas brotaban verdes esquejes acusando el reverdecimiento, esa mañana salió el sol como no lo recordábamos: la primavera había vuelto. Esta enseñanza se refiere a la peregrinación a través del dolor y la locura, la determinación de la higuera aún sin oportunidades hizo que la primavera llegue antes este año.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Under the stars

algo.



Acurrúcate lluvia en mi cuerpo
y aunque me compartas con la muerte
bésame como si de pasar café se tratase.
Como la eucaristía del adicto,
dame cada noche de tu cuerpo
bajo el siseo de las estrellas.
Soy tu hombre, desde el pensamiento hasta adentro.
Míranos: nuestro amor es todo en el tiempo.
La última amada y el último amante
en este momento siempre definitivo:
cascada doble hacia la eternidad.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Adónde llevará la tarde

El tiempo de las molestias ha pasado.

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Adónde llevará la tarde, a mi me gusta pensar que la primavera vuelve con libertad, -dulce ingenua- (merece dos calificativos), tal vez vaya a comprar libros ahora que se tengo tiempo libre, o a la playa para recibir el aliento del agua, me encanta el agua, pero estoy agripado de nuevo. Yo siento mucho el agua, desde donde estoy siempre siento en las afueras el mar, también el fuego más allá de mi afán destructivo, el aire es magnífico, me ha tocado por su parte; estos tres elementos siempre están presentes en mi poesía y en mi sensibilidad misma, pero no la tierra.
No siento la tierra, sé que sostiene mis pasos y que guarda una historia enigmática, pero no la siento, no me siento de aquí, nunca me he sentido de aquí, intento comunicarme con ella pero es en vano. En fin, algún día me comunicaré con la tierra.
Estoy escribiendo de nuevo, hubo un tiempo en que me derrumbé por causas externas y por un poco de agotamiento de estar escribiendo desde los trece años, cansa y además la creatividad se gasta por temporadas y yo he tenido una regularidad excepcional, pero como dije antes: tengo cosas muy, pero muy interesantes, ahora mismo voy a consultar unas editoriales que me pasó Mario (sesotrilcico.blogspot.com) a ver si llegamos a un acuerdo formal, se tiene que trabajar sobre este material para depurarlo de influencia, pero les puedo mostrar breves imágenes para
- Grande como un incendio, un grito, un abuelo gruñón o el zapato de un gigante.
- el firmamento ha caído en una flor, y despierta ha sido luna y encanto.
-cuervo charlatán fumas tu envidia tras los arcos sombríos de tus retinas muertas.
- En el quiosco me dijeron que debía olvidarte con primeras planas.
-La inquietud hecha de corcho, la cama trasnochada, ruidos cotidianos, la amistad de los libros: rencor estancado.
- corren por las calles, saltan sobre el orden habitual y una contracción de tolerancia.

Quiero decir que me siento seriamente ofendido por lo ocurrido constantemente, ya estoy entrando en una nueva etapa, he aprendido mucho, aún debo aprender más y lo que no se pueda aprender teorizarlo, hay gente a quien debo agradecer, esta es una suerte de despedida, no definitiva pero digamos que ya la disposición será otra, tengo que dedicarme a otras cosas como ustedes mismos lo han pedido, tengo que estudiar otras materias (me encanta la química), en fin, espero lo entiendan.
¿Iré a comprar libros o no? Se me pasa la hora, pero me sigo preguntando:
Adónde llevará la tarde.

Psicoazarismo: muros

Una cuenta pendiente que recién esta tomando forma, partir de lo objetivo hacia lo abstracto.




Veo el viejo color que lucen los muros pintados hace tantos días, meses, que ya nadie recuerda en especial cómo se vivieron y qué los hace distintos de aquellos otros días que ajaron las anteriores pintadas ahora ocultas bajo capas y capas de pintura, quizás los colores delaten un cambio en el gusto guiado hacia el crecimiento estético: verde, violeta, guinda; seguro que éstos muros manchados levemente en incidentes aparentemente insignificantes dicen mucho acerca de la rutina a la que sobreviven sus habitantes que, como mansas aves, comen sus decencias llenas de tumbos dolorosos al igual que las otras personas civilizadas que habitan ciudades herméticas con vidas cargadas de obligaciones y presiones que apenas les dejan ver quienes son en el reflejo cargante e insípido que les concede la rutina pero sin saber qué los hace distintos por dentro de todos esos tipos que ven día a día en sus empleos o en las paradas del microbús tan bien ejercitados en aparentar bienestar que ya no pueden ser totalmente libres, libres como alguna vez lo fueron entre paredes similares a éstas, que guardaron sus correrías en mañanas veraniegas.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Musa


Amor la sigue por donde ella se dirige trenzándole flores a su cabellera de doncella 
Pues ella me ha sonreído, hija de los locos amores de un mundo ya viejo
No le pertenece sino a su recato, que es de ventana y catedral, esa alma gatuna que la lleva con pasos de
fantasma entre los jardines preferidos
Es ideal, su belleza armoniza fácilmente el mundo diario que nos encarcela
es necesaria en este paisaje de casas monótonas y hombres que no han llorado.



miércoles, 4 de noviembre de 2009

Inquietud

Limitandome a escribir.


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Debo amarte, niña de azúcar, darte todo todo,
sí, más que amarte, sólo a ti…

eres realmente encantadora, igualita a las niñas de
mis libros de lectura.

Estaré atento a verte, aunque no seas para mí:
un tipo como yo te haría daño, es cierto, pero es que
tu no eres como las otras.

Contigo seré tierno, lo juro, seré lo que sea necesario
por conservarte, te esperaré el tiempo que requieras
para entregarte.

Debo amarte, ¿esta bien para ambos? tu amor puede
ser el remedio que vengo buscando por la vida; qué
importa lo que suceda después.

Besas mi pensamiento como hace tiempo no lo
hacía nadie.

Debo encararte, jugármelas por ti, antes que se acabe
el mundo.

Cómo fabricarme tal situación absolutamente
alejada de mis posibilidades, parece más apropiado
un sueño de adorada ociosidad.

Ya lo sé, hay que ser ante todo formal y sincero.

Indecisión enorme, a mi edad basta con lanzarse
antes de saborear la consecuencia; no quiero
asustarte sino ser quien te cuide, tu familiar
más cercano.

Debo amarte porque tal vez seas tu quien me espera
en el tiempo, justo en la puerta de la felicidad duradera.

martes, 3 de noviembre de 2009

...

H.......................................


… dime lo que piensas acariciando la flor moribunda de aquellas ilusiones libres, apresuradas una vez más; con honestidad he de admitir que la experiencia volvió a aligerarse justo cuando debía pesar.

Partir a último momento significa rescatar puñados de lo que se tenga a la mano.

Anoche escuché tu voz tardía rozar las vertientes del sonido, casi fantasmal y lejana…
pero, como antes, persuasiva; digo tardía por los reproches con que te marchaste la última vez, decidida a olvidarme-según dijiste a todas voces- y qué poco tuve en boca para transformar tu indeclinable necedad que apenas insinúa un ayer ya desgastado en juramentos vanos.

Sabes que olvidar ha dejado de parecer un riesgo para convertirse en la tarea de estos días que vuelan en el acercamiento hacia el corazón de los demás, cuando uno se descubre nacido para compartirse en el buen sentido de la palabra y la esperada ósmosis, tanto tiempo postergada por pequeños temores, por fin sucede.

Mas en mi felicidad repentina e inesperada pienso en tus pasos y ademanes, como antes pero de forma distinta.