algo.
Acurrúcate lluvia en mi cuerpo
y aunque me compartas con la muerte
bésame como si de pasar café se tratase.
Como la eucaristía del adicto,
dame cada noche de tu cuerpo
bajo el siseo de las estrellas.
Soy tu hombre, desde el pensamiento hasta adentro.
Míranos: nuestro amor es todo en el tiempo.
La última amada y el último amante
en este momento siempre definitivo:
cascada doble hacia la eternidad.
sábado, 14 de noviembre de 2009
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Genial el poema
ResponderEliminarme encantó
nuestras temáticas y estilos se parecen, será que estamos gestando en distintos lugares un tópico recurrente? un mov. postmo latinoamericano?
jejejeje cuidate muhco
espero que me leas
cuidate un abrazo!
chau