domingo, 28 de abril de 2013

Bribón

Tu ineptitud se desecha, como un garabato arrugado en un papel, 
nada de ti permanece, es como la leche que se corta y se espesa 
haciendose agria, nada queda de tu paso por calles bohemias, 
trayendo contigo el delirio y el deseo de llenarte la panza de bourbon, 
de satisfacer tu deseo carnal en un seno frecuentado, 
Vuelves como una bestia mitológica, de poca 
virtud y mucha humanidad, porque eres obstinado como un animal ciego, 
como un topo que caga bajo tierra, en donde duerme, 
con miedo a la luz del día. 
Nunca cambiarás, ni a los cuarenta años que te persiguen 
y te señalan en medio de la multitud como un cretino, 
eres la voz en las cabezas de los atormentados, 
el que ha tatuado sus nombres en los registros penitenciarios. 
Eres quien abastece a los yonquis, a los solitarios, le das vinagre 
a los melancólicos, envenenas a los niños, 
escupes en el vino del poeta, en la copa del rey 
has echado arsénico, bufón, salva, zoquete. 
Y te quedas hasta la madrugada, a las cuatro de la mañana despiertas, sórdido, 
como un tren cósmico que ha entrado por las ventanas, 
anudándose, como si no existiera ley fija para tu vida, 
la naturaleza se rige por realidades, el estado por leyes, 
pero tu que eres una bestia libre sólo llegas llevado por tu locura, 
como un enemigo de las antiguas comarcas, 
o ladrón o mercenario, pones la cabeza en la guillotina, 
y lanzas un alarido en el viento, que el verdugo desdeña 

Lloras un llanto enhollinado en las baldosas de un baño público, 
te estriñes de razón cuando necesitas una respuesta, 
cantas como un cómico ambulante en una redondela de gente, 
mendigas a las afueras de tu inconsciencia un poco de virtud 
Sueñas con el encanto de quienes conservan la decencia 
Envidias el arte del prodigioso, del artista dócil. 
haces de tu vida ciencia infernal, bocadillo de un buffet demoniaco. 
Entras en los cines ensangrentado caracterizado de villano, 
y disparas a cuanto encuentres a tu paso, 
con tu jerga bélica, con tu aura de mal agüero 

El contenido de tus pensamientos revela la incoherencia 
que intoxica tu inconsciente haciéndote chapalear en la ociosidad 
en el desganado letargo manchado de semen y con la mente vacía. 
Mareado aún por la hierba y el tabaco, como un bribón derrotado 
Sin palabras, producto fallido de la educación y de la sociedad, 
encerrado para siempre en tu disparate, el infierno que te estigmatiza.