domingo, 11 de abril de 2010

Vuelve

Me sigo volviendo loco, pensando en una antigua amiga, con el permiso de mis hermanitas.


Tú más que nadie sabes que la existencia se desboca por sus viejos remaches y que bajo sus caudales turbios nos sentamos a burbujear, nada de llamar al fontanero, nada de montar en autocríticas, solamente sentarse sobre el suelo cruzados de piernas, como buddhas marchitos. Aquel teléfono platónico cuya sonaja hiciera andar el interés, tapiado en un rincón, la angustia prospera ahora, suelta a sus paseos, ahora que no estas más como un punto energético que a lo lejos humedece mi alma, si existiera un agua nebulosa violeta y guinda cuya caída rompiera los tímpanos, podría entender qué son esas premoniciones que ahorcan mis pensamientos, un Dios inmenso hecho de nubes por la tarde podría figurarse del arrebol, tan grande y vigoroso, como para recordarnos que un día ha de cosecharnos, pepino holandes o mandrágora, y al vernos poco abra que decir, porque su olor a salon ilustre es lo más cercano a la experiencia plotinica. Recuerdas que hace unos años conversábamos sobre estas situaciones y yo contaba con mis dedos los motivos, tus palabras abrían las ventanas y el gas venenoso corría hacia el horizonte.
Me habitué a esperarte, me dabas fuerzas de alguna manera conveniente, sufrí cuando te alejaste, por primera vez me parecía haber encontrado mi casa en la montaña, tú solamente cumplías con tu destino, pero entre las teclas canciones deambulaban día y noche, día y noche, sin saber en dónde estarme me quemaba las manos. Podría haberte hecho inmensamente feliz, podría haberte dado más de lo que podías ver en mí, y lo digo de esta manera porque de esta manera se entienden nuestras almas, ya demostró no tener límites nuestro afan por estar cerca, construímos una línea telepática, tú olvidaste nuestras promesas, el destino terminó por alejarnos, alejarnos cada vez, yo saltaba edifícios en fuga, todo tipo de obstáculos en fuga, remaba contra la corriente: debí haber entendido desde el principio que ya había terminado nuestra extraña asociación. Pero ahora que lo pienso detenidamente, me parece que nuestra misión en el otro ha terminado, es lo que dirías, pienso en aquella mañana tropical donde los ángeles sonríen. Busqué a otras, dos o tres veces y hasta ahora lo hago por si he tenido mala suerte, al fin y al cabo ¿sería injusto recuperarte aunque sea un poco en otra persona ahora que estas sepultada por empastes dolorosos? Dije que te odiaba, mentí, debía terminar con tu fantasma, no soy una especie de monje de exilio ni nada parecido, pero lo tomaste a mal, me odiaste mientras cortabas el pollo, pétalo por pétalo, y en necesidad de crear una guerra. Ahora te observo todo el tiempo, como antes me observabas. Una serpiente gigantesca llena de aletas nada en el cielo como en oro líquido, te arrojas con esos brazos fuertes sobre tu amante, angeles rubias ocupan mi panorama y no me dejan hablarte.