Necesitaba reconstruirme
La fractura se produjo finalmente donde el
significado hallaba absolutez,
el corazón siempre lo supo y giró con
insistencia, esquife o más bien molino
en una noche tormentosa
cuyo trigo amargo era hermano de
la frecuente neblina y el tizne.
Pero hoy son flores las que van en ventarrones
para chocar suavemente con mis sentidos,
millones de pasajes impresionantes
de felicidad manifiesta, cuya
revelación reside en nuestros caracteres genéticos
tan intensamente como una respiración
tomada del aire campestre en la talega pulmonar.
Ahora puedo ver con claridad mi alma,
mi alma tanto tiempo difusa, encerrada
dentro de obstinación barata.
Solamente fui el sueño de una piedra
juzgando claridad mi propio entendimiento,
porque del tiempo y el espacio tuve casi nada,
más que una lectura errada y definitiva.
Pero el cascarón pétreo no esta más,
por fin he recuperado la facultad
de vivir con amplitud y encuentro mi vieja libertad,
duplicada, triplicada, como tal.
Por eso pierdo la costumbre de caminar
y asciendo repentinamente para aprender
lo que la trascendencia engloba.
Heredo la felicidad encontrándola
entre las hojas y los milímetros que crece la hierba.
Invento un después donde colocar toda mi dicha.
sábado, 20 de marzo de 2010
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