Yo quería escribir un poema que empiece con un silogismo, algo como:
cuando el día decae la astenia se asienta, y vuelven las ganas de movilizarse sobre el horizonte donde se diluyen briznas de nostalgia. Pero me pareció algo predecible, así que decidí no escribir nada, dejar la poesía latente.
Hay un punto en el que descubres que todo en la vida no es escribir así que sales a la calle con alguna excusa que deberías creer pero en cambio no pones el suficiente peso sobre la idealidad que te mueve, caminas prestando atención a todos los pormenores, sospechando el potencial desborde de materia que se esconde tras la virtualidad, un poco triste, quizás te sientas en el sardinel de alguna vereda esperando que algún pensamiento cruce la calle y se siente a tu lado, pero no encuentras ninguna idea que justifique tu desolación, sólo masas compactas de obstinación y torpeza apelmazadas en tu cerebro. Un mal día no significa nada, porque la luz ha llenado todo el horizonte con el deslumbramiento más encantador, entonces es imposible dejar de perseguir la luz y de pronto estas obteniendo más de lo que soñabas, un mal día, una mala semana no significa nada, sino ser sincero con tus sueños, mañana será un mejor día.
martes, 27 de octubre de 2009
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