El escudo de Escocia en el monte everest
de entre las piedras emerge la sentencia
Del estado de auxilio, lápida humeda,
mientras en sus cubiletes
los cormoranes gritan truenos
a las ollas limpidas del alba,
saldrán vestidos de matanza
a morder burbujas de trabajo
Mientras se disipan las primeras horas
la ciudad trae hombres de jengibre pegados
A su oreja
Que le hacen un chasquido en los caminos
Que le hacen un chasquido en los caminos
sacando filamentos de carbono
peatones que dicen “hello"
Y desaparecen enseguida
Tragados por las avenidas,
los edificios magisteriales, el clima de los diarios
En las barriadas el caldo de gallina
peatones que dicen “hello"
Y desaparecen enseguida
Tragados por las avenidas,
los edificios magisteriales, el clima de los diarios
En las barriadas el caldo de gallina
es como un suero descremado
y se les consume en una penitenciaría
cuatro soles con presa,
el sol preso en los dedos del invierno limeño.
Las puertas de los negocios refulgen
abiertas ya a la labor continua,
el musical toma ritmos más esperanzadores.
A las dos alguien ya ordeña la suerte en un casino,
otro lo maldice con la rabia más destructiva.
Los anzuelos de carne extienden su oración
aventajando a la noche,
esperando en penitencia al sábado,
donde Satanás es la calle más concurrida.
cuatro soles con presa,
el sol preso en los dedos del invierno limeño.
Las puertas de los negocios refulgen
abiertas ya a la labor continua,
el musical toma ritmos más esperanzadores.
A las dos alguien ya ordeña la suerte en un casino,
otro lo maldice con la rabia más destructiva.
Los anzuelos de carne extienden su oración
aventajando a la noche,
esperando en penitencia al sábado,
donde Satanás es la calle más concurrida.
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