jueves, 23 de abril de 2009
Andrajos de alma
A veces tengo miedo de no inventar mejores momentos de los que disfruté en el pasado, hace tanto, que parecen haber ocurrido en otra vida vida o corresponderle a otra persona que no esta más aquí; después de tantos insomnios, catástrofes, desolaciones, paseos solitarios a la playa
temo haber perdido un destino pequeño con un dulce hogar y una cena para dos.
Nuestras voces aún siguen ahí
en aquel pasillo de escuela.
Y cómo de autoreproches
lo he rebobinado noches enteras:
Los dos, cara a cara, especial cariño
y tus dieciseis dulcemente abiertos
Sospechabas la áspera angustia
en mi corazón mordía
y para averiguarlo me preguntaste directamente:
"Dime, qué es la vida para tí..."
" nada extraordinario " asesté, como
arrojando un lastre pesado
En tus grandes pupilas
rebufaban la juventud y el desafío;
motivo suficiente para llenar una vida.
Me tendiste los brazos alrededor
estrechándome a tu pecho,
fuiste más grande que el dolor entonces...
¿ Cuántas veces te has sentido desolada,
triste o herida?
cuánto más lo sentirás aún
Yo no estaré ahí para tomarte entre mis brazos
ni para ayudarte a llorar.
Ya sé lo que es la vida:
es morir de frío esperando
otro abrazo tuyo,
otra palabra de tu boca...
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