domingo, 1 de agosto de 2010
Ocupas mi mente y mi alma
Vid mìa
No puedo pensar, no puedo escribir, no puedo dormir, no puedo soñar,
pongo mis esperanzas sobre una frágil balsa en altamar a través de la borrasca nocturna
cuando golpea al alma una duda bastante decidida a coger por el cuello mis sentimientos, van tomando forma, se hacen una línea para traducirse en versos enredandose al recuerdo de tu sonrisa encantadora. Mi emoción conmovida va cayendo en estos acordes para hacerce melodía, destinada a llenar mis noches de manera efectiva con la idea de un pacto próspero entre dos enamorados que la vida y la muerte le han traído las primeros ramos del año, los dos primeros seres de la tierra sumándose a la ilógica locura amatoria. Mi querer por ella es tan profundo y tan puro tal como tras el capote nocturno vuelve a revelarse el día extenso abierto a las distancias y los frescos árboles llenos con pájaros cantarines se excitan con la suave caricia del rocío, así ella excita mi alma a llevarla por lo inesperado, por aquel mundo secreto cerrado por los quehaceres, preocupaciones y demás pensamientos desviados. Me atrapa aquí donde soy vulnerable a sus encantos que me envuelven sin que pueda hacer más que respirar profundo, hay tantas sensaciones que me asaltan a la vez, una impresión unida a un temor ingenuo conjuntamente dominados por la emoción en carne viva latiendo, mi pulso y mi sangre ha sintonizado una nueva frecuencia aquella recorrido por la substancia acústica de la vida, más allá de los mares y los tiempos, de los cuerpos celestes, los fuegos siderales y las últimas estrellas en el límite del universo infinito de una emanación perfecta y ordenada por el mismo amor que me mata y me hace vivir zambullido dentro de un arcoiris líquido para tocar la más viva pasión. Yo ayer gritaba, mi estruendo estremecía la distancia y los cielos movilizándose a velocidades impropias y otros ángeles caían calcinados como palomillas en foco, otras veces mis lágrimas cavaron un pequeño charco de mezclados temores y angustias formuladas a través de mis noches solitarias, y fueron capaz de envenenar a un pueblo entero después de sus últimas agonías. Cuánto he añorado cada una de tus maneras sin conocerte, cuánto tenerte, estas hecha para el amor cual ala al surcable viento, el vaivén perfecto de tus caderas es el acorde mágico con que el mar y el viento vienen y van, yo también esta vez te vi reflejada en una epifanía imperfectible de amor próspero como lo ves, tus brazos envolvían los brazos del sol y los míos iban enlazando tu cintura diciéndote cuanto te amo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario