domingo, 25 de julio de 2010

Latencia






Existen cosas que pueden hablar maravillosamente bien de sí sin usar siquiera las palabras, me doy cuenta que la mayoría de las cosas del mundo no hablan y es necesario interpretarlas, estuve un poco inquieto, miraba el borde del vaso, me abrigue, salí al patio. Es sencillo, ustedes dicen que las cosas pueden suceder o no pueden suceder, sería la forma más reducida de abarcar la la naturaleza de la generación, y también la forma más lineal, mas deberíamos considerar mejor las posibilidad del ser en un tiempo específico y por su parte una también de no serlo. Dicho sea de paso que al no ser dentro de un tiempo se conservara aún una inexacta posibilidad de ser, también hay que explicar que el ser y el no ser se dan en una inmensidad de planos substanciales, teniendo como substancia tanto a la esencia como a la materia. La latencia en que estas posibilidades cerradas se activan podrían explicarse en otro espacio y su existencia es simplemente del futuro hacia el pasado, pues solamente si suceden podremos saben que pertenecieron a este espacio, pero vamos a substraernos, en otro espacio podrían avanzar como oligocifras.A veces pienso que la razón me es estrecha, la imagino como un tropismo veloz, el universo es una continua expansión inocente, por eso digo que la maldad no puede exisitir más que en un grado inferior y sumamente conectada con un punto de vista subjetivo y sobre todo antropologico para hacerse cargo de la destrucción, la entropía, la falta de continuidad beneficiosa reflejada de manera tan triste en la tragedia de la vida. En cuanto la vida es dable efervesce, tiene una fuerte energía que busca las condiciones adecuadas para manifestarse. Decir que no me siento mal no bastaría para decir que estoy bien. A menudo me he sentido invitado a una constante revelación milagrosa por parte del tiempo: era bastante pesimista por culpa de los deshaucios de una época frustrada, aunque intercalaba experiencias para cobijar la idea de que sería justo y exisistiera una posibilidad acertada de que Dios exista, luego persaba qué tan lejos podría estar de convencerlo para realizarme un milagro, pero luego de una frustración prematura pude avertir una presencia bastante tranquilizadora. Mis ideas traumáticas contemplaban una transformación ante mi incredulidad. Tengo la impresión de estar aún hoy en una época definitiva, debo acostumbrarme a pensar que mi espíritu podrá ayudar a la humanidad mientras vaya desarrollandose, aún no he podido definir las dimensiones paralelas dentro de mi subjetividad.

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