domingo, 31 de octubre de 2010

La falta obstruye el idilio...



La falta obstruye el idilio, cuánto heme
mezclado a la nocturna ceniza la noche previa a tu llegada
nunca supiste la razon y dormiste,
fuiste el dorso al espejo de tus preocupaciones,
ahora nuestra distancia aclama las lejanías,
somos menos vulnerables a nuestras aproximaciones,
mediante pálpitos, síncopes, desvelos y migrañas,
jamás volveremos, como caiga el anhelo tuyo,
la forma menos emergente a nuestra infortunada gana,
o te desmayas, descompaginada y recóndita,
a la sombra el sombrero sordo sembró un sorbo,
pero menos siniestro que tu adiós encaramado,
a este altar de deidades sacrílegas sacrificando
sagrientos cerdos, ni dibujaste una sonrisa ni
un adiós siquiera, solamente un infortunio que
ha cobrado una fortuna al fuerte fuero mío,
o la salvedad dedicada a tu desnivel familiar,
saquearon el burdo deseo con su lunecer,
suerte con situaciones nos hallaron nunca más,
parte nuestra reclamó el final al recuerdo habido.

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