miércoles, 6 de abril de 2011

Un árbol de cuatro patas

Tiene en la cola una plantita, su hocico se alarga musaraño: una aceituna lo lleva. Su pata derecha es un discobolo, su región porcelanada no rechaza la brillantez superfical sobre sus ancas. Corre por los muros su caracter, alto, bajo el cielo raso, la más alegre sombra. Como exprimidos por su bajura, las objetos la hacen piruetear, nitideces que suben y bajan, al eje de su testa volteada. O los gordos tulipanes, el ojo del amo localiza. hay olores que emergen como tiburones, los residuos lame, trayectos olfativos, iluminando la oscuridad como un bulevard surtido en ultramarinos. sueña con perseguir en la luna algun gato pelliscoso, Es borde, baston malsonante y atolondrada, glotona, su lengua cultiva percebes gomosos.

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