ültimamente tengo muchas ideas a la vez, es difícil trabajarlas por separado, aquí intenté ir más allá de lo normal, este poema crea mucha apoteosis, osea que tiene una buena primer impresión.
La habitual mañana y yo, escuchando al despertar
tus ojos en el horizonte marino que viste
toda la distancia hasta la lejanía con sus montes
azulados levitando sobre nubes de smoge,
espurreándose como una catedral pulverizada
en el viento que acaricia la claridad con
riberas de porcelana.
Ahora la luz del espejismo vuelca su mirada
-turgencia fecundando sus espaldas- trae la
pubertad sencilla sobre la planicie de la impresión
entregada al estridente mar y al inmenso corcel.
La madre serencia encumbrada en sostenidas
notas, petrifica con su gracia mi corazón que
a su nuevo peso cae a través de la líquida oscuridad,
a través del gris sentido de la muerte y la humana
memoria, sobre un nido de llamas.
viernes, 24 de julio de 2009
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