Cuando una promesa se empaña es imposible ver
a través de ellael propósito, alinear la voluntad,
verter la fortaleza sobre los yunques de fuego
y controlar el fuego de las venas, respirando
contra el metal de los estrechos días que
desarman nuestra integridad soñadora.
Cuando una promesa se hunde, como al final
el último cigarrillo enterrado entre las otras colillas,
emerge del mismo ser una nueva piel capaz
de tocar el fondo de los sonidos más oscuros,
e impermeable a aquel asunto que tanto llovía.
Cuando una promesa se raja puede advertirse
en cuantos fragmentos ha de partirse ésta,
la raíz destructiva corre sobre su estructura
inevitablemente haciendo de su destrozo
cuestión de unos últimos momentos dolorosos.
Entonces si es que añun quedan algunos pájaros
hechos de viejas estaciones, emprenden
vuelo para derivar en otra posible condición
y los ojos beben la distancia, larga, sin pensar.
lunes, 3 de agosto de 2009
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que buen escrito tio!! el comienzo es algo flojo pero despues fluye bien man
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