sábado, 26 de septiembre de 2015

Sabiduría experimentalis




Felices quienes bajo una lápida cerrada han acabado
Dejando atrás sillas y doctas labores que antes velaban
Aquellos cuyas pupilas como fuego al alba se extinguieron
Y cuyos pies caminantes dejaron ya de andar aquí abajo
Pues entre nosotros los vivos el dolor aun es mordaz
Y los años albergan días fieros, tristeza y desventuras
El hombre saturado de trabajo se oculta esclavizado
Poco disfruta del canto y menos aun frecuenta el lujo
Felices quienes han guardado una parte intacta de sí
Pero más felices quienes el dolor no ha vencido
Volviéndose más fuertes que sus propias adversidades.

Hombres de las viejas épocas
Desde los osarios donde descansan
Reine Dios y no el sueño postrero.
Todas las piezas del rhin
Todo el vino de Normandía
De nada sirven en la hora final
Y las mujerzuelas que por alto precio amaron
No los acompañaron habiendo partido del mundo.
El verdadero amor solo viene del cielo
Santo quien supo recibirlo a bien en su corazón
Infeliz el que dudó del amor de Dios
Viado por afectos poco duraderos
Dones generosos los que da la humildad

Un tesoro precioso para la vida nueva.

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