regresa el fin de semana
con un cumulo de ideas absurdas.
Mis pasos bailan
al son de trompetas que riñen
por las calles felinas
donde todos son gatos de la misma
bebida,
donde todos son antros
y doncellas abandonadas del
color de la albahaca y la haba,
o chulos tabaquistas
con mentol en los párpados
no hay pánico al ver a
hombres tan altos de gabán
o negros como el ejercito del sultan
perseguir a delincuentes con
voz de gorrión
en la noche de sábado
las tiendas deslumbran
con maniquis maravillosos
Las aceras son un teclado
para tocarse una coda
los focos con los ojos hinchados
de la impresión
gatos naranjas, botes rojos
canillitas verdes de la congestión
nasal
todos los muros dominicanos
en el suelo inca
las faldas marroquies de las negras
y los maracuyás reventando en la boca
de los pervertidos
Todos los policías, los alcahuetes,
las mujeres de la fiesta, los matones,
los gendarmes,
armados, revueltos, rodeados
encerrados para no salir
sino rumbo a la comisaría
donde compartirán una misma celda
con un cumulo de ideas absurdas.
Mis pasos bailan
al son de trompetas que riñen
por las calles felinas
donde todos son gatos de la misma
bebida,
donde todos son antros
y doncellas abandonadas del
color de la albahaca y la haba,
o chulos tabaquistas
con mentol en los párpados
no hay pánico al ver a
hombres tan altos de gabán
o negros como el ejercito del sultan
perseguir a delincuentes con
voz de gorrión
en la noche de sábado
las tiendas deslumbran
con maniquis maravillosos
Las aceras son un teclado
para tocarse una coda
los focos con los ojos hinchados
de la impresión
gatos naranjas, botes rojos
canillitas verdes de la congestión
nasal
todos los muros dominicanos
en el suelo inca
las faldas marroquies de las negras
y los maracuyás reventando en la boca
de los pervertidos
Todos los policías, los alcahuetes,
las mujeres de la fiesta, los matones,
los gendarmes,
armados, revueltos, rodeados
encerrados para no salir
sino rumbo a la comisaría
donde compartirán una misma celda
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